El Lic Jorge Colina, Jefe de Investigaciones de IDESA Explica en Otrosambitos (Pop Radio 96,1) el informe.
Aunque los ingresos fiscales muestran fuertes incrementos, no alcanzan para compensar el desaforado crecimiento del gasto público. Por eso, el uso de las reservas para financiar al Estado es una necesidad tan urgente que vuelve irrelevante la discusión sobre la autonomía del Banco Central. Si se quiere evitar el envilecimiento de la moneda es imprescindible replantear iniciativas que impulsó el oficialismo, con la venia de la mayor parte de la oposición, como la manipulación de tarifas y precios que demanda enormes subsidios, la estatización de empresas y la distribución indiscriminada de jubilaciones y asignaciones familiares.
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Los recursos fiscales experimentaron un fuerte crecimiento en los primeros meses del año. Según datos de la Secretaría de Hacienda, los ingresos del sector público nacional crecieron un 16% en enero respecto a igual periodo del año anterior, un 28% en febrero y un 40% en marzo. La dinámica de los recursos no es muy diferente a la observada en las erogaciones. El gasto del sector público nacional registra variaciones del orden del 19% en enero, 22% en febrero y 41% en marzo. De esta forma, el primer trimestre del año 2010 termina con un incremento promedio de los ingresos públicos del orden del 28%, mientras que las erogaciones crecieron el 31% en promedio.
Más allá de que el nivel de actividad muestra signos positivos, cerrando aparentemente el ciclo negativo registrado en meses anteriores, en las cuentas públicas continúan y se profundizan los desequilibrios. Esto lleva a cuestionar la idea de que el díficit del año 2009 haya sido una política deliberada para compensar el ciclo macroeconómico negativo, para pasar a sugerir que los desequilibrios obedecen a otro tipo de razones. En este sentido, información publicada por la Secretaría de Hacienda testimonia el fuerte e inercial crecimiento del díficit fiscal en los últimos años. Según esta fuente:
• En el primer trimestre del 2008, el sector publico nacional había registrado un resultado financiero (es decir, la diferencia entre ingresos y gastos públicos totales) positivo en $4.819 millones.
• En el mismo periodo del 2009, el resultado financiero del sector público nacional había bajado a $952 millones.
• En el primer trimestre del 2010, el resultado financiero es negativo en -$1.069 millones.
Los datos muestran con claridad que desde una situación relativamente cómoda –al menos desde el punto de vista de la contabilidad “de caja”– en el primer trimestre del 2008, la situación fiscal muestra un fuerte deterioro en el 2009. Esto podría ser explicado por la crisis, que repercutió negativamente en la recaudación impositiva y aumentó las demandas de gasto público. Pero este argumento se contradice con el hecho de que frente a las mejoras en el nivel de actividad económica las cuentas fiscales siguen empeorando en el 2010.
La composición del díficit agrega motivos para la preocupación. El sector público nacional se conforma por el Tesoro Nacional, los fondos extra–presupuestarios (que incluyen fondos fiduciarios y entes como AFIP y PAMI) y la seguridad social. La contabilidad del sector público muestra que los enormes desequilibrios del Tesoro y de los fondos extra–presupuestarios son parcialmente compensados con los excedentes de la seguridad social. Este superávit previsional es una ficción contable ya que se basa en acumular juicios por no respetar la movilidad de los haberes previsionales y en la apropiación de los aportes personales, es decir, se trata de deuda no registrada con los actuales y los futuros jubilados.
Bajo esta dinámica fiscal, con la presión tributaria con escaso margen para aumentar y sin acceso al crídito, utilizar las reservas para financiar el díficit fiscal es cada más vez urgente. No se trata de una opción de política sino de una necesidad que impone la realidad. En este marco, la discusión en torno a la independencia del Banco Central y a la apropiación de las reservas deviene abstracta. El tema central es lograr consensos políticos para comenzar a cerrar el desequilibrio fiscal.
Se trata de un enorme desafío político ya que los factores generadores del díficit fiscal son en su gran mayoría medidas que fueron acompañadas, apoyadas o aceptadas por la oposición. Estas medidas son, entre otras, estatizar empresas, subsidiar a empresas privadas para eludir la actualización de tarifas, establecer una distribución indiscriminada de jubilaciones y asignaciones familiares sin considerar la situación socioeconómica del hogar, manejar de manera irresponsable el empleo y los salarios públicos. En otras palabras, quienes tienen que replantear ideas y estrategias son el oficialismo y tambiín gran parte de la oposición. Sólo de esta manera se podrá construir un sector público moderno, equilibrado y eficiente que prescinda de la necesidad de envilecer la moneda (empobreciendo a la población) para poder financiarse.
Fuente: otrosambitos.com.ar