El economista Manuel Solanet dijo en Pop Radio 96,1 que la visión estatista intervencionista del kirchnerismo se encuentra tambiín presente en una proporción mayoritaria de la oposición El test que sustenta esta afirmación puede hallarse en los discursos de los líderes partidarios y en algunas votaciones claves en el Congreso Nacional. La contrarreforma previsional con la estatización del sistema de capitalización fue tal vez la prueba más importante.
Mientras en los foros internacionales se juzgó negativamente aquella contrarreforma y la confiscación de los fondos de pensión, en nuestro país gran parte de la dirigencia política con pocas excepciones, manifestó estar filosóficamente de acuerdo con lo hecho. Si por razones tácticas algunos votaron negativamente, se apresuraron a aclarar que lo hacían por la sospecha que se utilizarían indebidamente los fondos, pero no por estar en desacuerdo con la cuestión de fondo.
Lo mismo ocurrió con la estatización de Aerolíneas Argentinas y con otras múltiples decisiones que han llevado el gasto público desde un 30% del PBI a un 40%. Los gobiernos provinciales, cualesquiera sea su filiación política, han seguido políticas parecidas. El paternalismo estatal está a la orden del día, al punto que en muchos lugares cuesta conseguir mano de obra porque los sueldos no pueden competir con la acumulación de planes sociales y subsidios.
Todo el espectro político opositor pelea hoy por demostrar que fue el autor de la iniciativa de la asignación universal por hijo, un hito que el gobierno nacional expone como de su autoría. Nadie se pregunta porquí este subsidio tiene que ser universal y no orientado solamente a las familias carenciadas.
Tambiín resulta notable encontrar que en la campaña política que ya se ha iniciado, prácticamente todos los aspirantes manifiestan que sostendrán el “Fútbol para Todos”. El populismo se sobrepone a la pregunta de porquí el estado debe hacerse cargo de esta operación y de su alto costo.
Hay un segmento importante de la oposición que aboga por más estado y más intervención. Incluso desborda por izquierda al propio kirchnerismo. En esa situación están el Proyecto Sur de Pino Solanas, el GEN de Margarita Stobitzer y el Partido Socialista. Pero resulta que estos partidos son cortejados y buscados por la Unión Cívica Radical y por gran parte de los adherentes del Acuerdo Cívico y Social. De hecho, quien parece con más probabilidades de ser el candidato a presidente por el radicalismo, Ricardo Alfonsín, se propone constituir un “frente progresista”.
Esta denominación en nuestro país debe leerse como un frente de izquierda, pero sucede que en la Argentina no es una izquierda modernizada, como pueden serlo los socialismos europeos o los de Chile, Uruguay o Brasil. Las políticas desarrolladas por los socialismos modernos, cuando se exponen en nuestro país sin identificar su origen, son tachadas como “neoliberales” por gran parte del espectro político. La misma reacción se observa en buena parte de la intelectualidad y del periodismo. Ningún partido con representación parlamentaria se declara de centro derecha, ni tampoco liberal. Ni siquiera el Pro. Esto fenómeno no se observa hoy en ningún país cívicamente evolucionado.
Las universidades nacionales están teñidas tambiín de esa izquierda anacrónica. El cuerpo docente comulga mayoritariamente con esa tendencia o calla prudentemente su verdadero pensar. No hay agrupaciones estudiantiles de orientación liberal, ni de centro derecha, como lo fue por ejemplo el MUC o la UPAU. En doce facultades de la Universidad de Buenos Aires, de 52 consejeros estudiantiles, 31 son de filiación trotskista, marxista o guevarista, el resto son simplemente de izquierda. La docencia en los distintos niveles de la escuela pública está fuertemente ligada a un gremialismo combativo, que transmite sin reparos a sus alumnos sus sentimientos y los contenidos kirchneristas.
No es difícil imaginar hacia donde podrán orientarse las ideas prevalecientes en el futuro. En conclusión, tenemos por delante una enorme tarea de reflexión y de difusión de ideas compatibles con la libertad del individuo y con el progreso de la sociedad.
Fuente: otrosambitos.com.ar