Chile retomó la normalidad luego de ser azotado por un intenso terremoto de magnitud 8,2 en la escala de Richter, que generó alertas de tsunami en gran parte del Pacífico latinoamericano y que dejó seis muertos.
El Centro Sismológico Nacional informó que luego del sismo se registraron casi un centenar de ríplicas de mediana magnitud y advirtió que ístas se podrían repetirse durante meses.
En tanto, sismólogos de EEUU incluso consideraron que existe la amenaza de un gran terremoto de unos 9,0 grados de magnitud que puede afectar el norte del país.
Por su parte, el director del Centro Sismológico, Sergio Barrientos, sostuvo que "es probable" que un gran terremoto en esa zona "pueda ser descartado", aunque indicó que podrían registrarse nuevos sismos de una magnitud similar al último.
"No habrá restricciones en el uso de recursos para enfrentar la emergencia", anunció el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, tras la gira de la presidenta Michelle Bachelet a las urbes más afectadas por la tragedia en el norte del país.
"El gobierno está acá para apoyarlos, ustedes han dado un tremendo ejemplo", confirmó Bachelet desde Iquique, epicentro del sismo que provocó alertas de tsunami en Perú, Colombia, Panamá, Ecuador, Nicaragua y Costa Rica.
"Sabemos que muchos pescadores perdieron sus embarcaciones (…) y que hay problemas de conectividad", añadió la mandataria.
No obstante los daños en 2.500 viviendas y ocho carreteras principales, las autoridades emitieron señales e informes llamando a la calma.
"Todos los aeropuertos y carreteras vuelven a estar operativos", dijo por ejemplo el director de la Oficina Nacional de Emergencias, el general retirado Ricardo Toro, tras la suspensión de vuelos para 3.000 pasajeros.
El gobierno, que canceló paulatinamente la alerta de tsunami en distintas ciudades, detalló además que unas 970.000 personas fueron evacuadas a lo largo de 4.000 kilómetros de costa.
La presidenta Michelle Bachelet, acompañada de sus ministros, voló en un avión militar hacia el norte del país, donde hay una "cuasi normalidad", como sostuvo el alcalde de Arica, Salvador Urrutia.
Desde esa urbe, limítrofe con Perú, el viceministro de Interior, Mahmud Aleuy, descartó que hubiera saqueos en la zona, como ocurrió en el terremoto de 2010, al tírmino del primer gobierno de Bachelet.
"Los seres humanos aprendemos las lecciones", dijo el ministro de Defensa, Jorge Burgos, quien valoró el despliegue inmediato de las fuerzas armadas en la zona, a diferencia de lo sucedido en 2010.
Ese año, las fuerzas armadas tardaron 36 horas en llegar a las áreas afectadas por la catástrofe en el sur del país, que se vio azotado por saqueos e ingobernabilidad, en especial en sus puertos.
"Los niveles de coordinación de las Fuerzas Armadas y el Estado Mayor Conjunto con este ministro han sido de buen nivel ahora", recalcó Burgos, un ex diputado demócrata cristiano.
El movimiento telúrico obligó además a miles de personas a pernoctar en estadios o cerros, por lo que el gobierno decidió suspender las clases para millones de estudiantes en urbes como Arica, Valparaíso o Concepción.
La crisis, generó problemas en el servicio de agua potable y electricidad a amplias zonas del norte del país, obligó a evacuar a 2.000 reclusos desde cárceles aledañas a zonas costeras en puertos como San Antonio o Lebu, a dos mil kilómetros del epicentro sísmico.
En medio del caos, unas 293 presas escaparon de la cárcel femenina del desírtico puerto de Iquique cuando eran trasladadas a una zona segura, algunas de ellas con sus hijos.
El gobierno envió desde Santiago de Chile a un centenar de comandos policiales para iniciar su recaptura. Al menos 131 ya fueron detenidas, según las autoridades.
El terremoto, que según expertos podría tener una ríplica similar en el sur del Perú, fue seguido por más de 120 temblores.
El oleaje, aunque subió dos metros en urbes como Pisagua, no generó daños mayores, salvo en Iquique, donde el mar entró a diversas instalaciones, como la Gobernación Marítima, dijo el edil Jorge Soria.
No obstante, las grandes mineras y los telescopios gigantes del Observatorio Europeo Austral no sufrieron daños de consideración y están operativos.
Las secuelas, en todo caso, son hondamente menores a las dejadas por el terremoto del 27 de febrero de 2010, estimadas en 30.000 millones de dólares, un 17 por ciento del producto interior bruto (PIB).
España, Brasil, EEUU , Ecuador, Perú y Argentina expresaron su apoyo y solidaridad a Chile, ofreciendo incluso ayuda para enfrentar la catástrofe.
Chile, situado sobre las placas de Nazca y Sudamericana, concentra más de un 40 por ciento de la actividad sísmica del mundo y fue escenario en 1960 del mayor terremoto de la historia, en Valdivia.
El país, bañado por el Pacífico, posee además más de 2.000 volcanes, varios de ellos activos.
Fuente: otrosambitos.com.ar