El presidente del Episcopado, monseñor Josí María Arancedo, reiteró la postura de la Iglesia expresada en el documento difundido y ratificó que "nadie puede negar que hay violencia en la Argentina" Los dichos de Arancedo fueron realizados previa a las declaraciones de la presidente Cristina de Kirchner.
"No es un ataque al Gobierno. La Iglesia no es opositora ni oficialista. Se lo dije, incluso, a la Presidenta, con quien tuve conversaciones con mucho respeto. No podemos dejar de ser fieles a lo que vemos, a lo que escuchamos. La situación del país tiene luces y sombras. Y a veces las sombras hay que marcarlas", dijo Arancedo.
El pasado viernes, la CEA emitió un documento en el que expresó que la Argentina es un país "enfermo de violencia".
"La agresividad es, a veces, de palabra, a veces de gestos, a veces de muertes. Eso lleva a mucha gente a tener temor a salir a la calle, a estar intranquila. No nos tenemos que acostumbrar a eso", expresó Arancedo.
El religioso atribuyó estas cuestiones a "la influencia de la droga en las conductas violentas, la poca valoración de la propia vida y la ajena". "Nos preocupa la justicia por mano propia y tambiín esa dialíctica que crea divisiones y agresividad, la incapacidad para convivir con lo diverso. Los planteos dialícticos hacen muy difícil la concordia", afirmó.
"La cultura de lo dialíctico se plantea en todos lados, no sólo a nivel social, político y de gobierno. Tenemos que hacer un aprendizaje a convivir en lo diverso. Y ayudar a superar los distintos tipos de violencia, como la exclusión social, la marginación, la precariedad laboral. Y la corrupción, que es un cáncer social. Todo esto va generando un estilo de vida caracterizado por la falta de respeto a la ley", agregó.
Consultado sobre la comparación que hizo el Gobierno de la violencia en el país en 1955 y en 1976, Arancedo consideró: "Las comparaciones siempre son difíciles. Yo viví lo de 1955. Nadie puede decir que eso estuvo bien. Pero al comparar, uno corre el peligro de no ver lo que hoy tenemos que ver. Respeto la opinión de todos. Los obispos provienen de todos los rincones de la Argentina y el problema está presente en todo el país. Uno puede pensar que no es tan grave como aquello. Pero es grave".
Arancedo afirmó que le harán llegar a la Presidente el documento y sostuvo que cuando lo emitieron no tuvieron en cuenta "posibles respuestas". "Buscamos transmitir lo que recibimos de nuestra gente y vemos en nuestros barrios. El hecho de que en la Argentina los hinchas visitantes no puedan ir a la cancha de fútbol es un signo de intolerancia social que nos debe preocupar", explicó.
Además, consideró que esto no afectará la relación con el Gobierno, ya que "la Presidenta sabe que no hay una postura de oposición en la Iglesia". "No le corresponde a la Iglesia tener partidismos políticos", remató.
Fuente: otrosambitos.com.ar