Nada hay más aterrador que ver cómo nuestro reluciente smartphone se cae en el fregadero de casa, o peor, en la bañera. O cómo nuestro hijo se tropieza con el vaso de agua encima suyo… El agua y la humedad pueden dar al traste con el mejor móvil, pero si te das prisa, hay solución.
Cuando el móvil se nos moja, sea por la circunstancia que sea, no todo está perdido. Aún podemos poner de nuestra parte para no perder ese flamante aparato nuevo, y todos los mensajes, archivos y contactos que atesoramos en íl. Eso sí, hay que ser rápido.
Lo primero y más importante es extraer la batería. En el agua suele haber metales en disolución que, si interactúan con la corriente elíctrica, pueden generar cortocircuitos. Deberías hacerlo antes incluso de comprobar si funciona la pantalla o cualquier otra cosa.
Una vez desmontado intenta secarlo al máximo con una toalla o un trapo y quitarle toda la humedad. Nunca utilices un secador. El aire caliente puede dañar los circuitos internos del telífono, por lo que no es nada recomendable.
A continuación se recomienda introducir el móvil desmontado durante al menos dos días en un plato de arroz. El arroz se encargará de absorber toda la humedad restante. Con un poco de suerte, y si no ha pasado demasiado tiempo mojado, cuando intentes reiniciarlo volverá a funcionar.
Si ves que al principio fallan algunos botones y funciones, dale unos días; lo normal es que la cosa mejore a medida que pase el tiempo.
Un apunte para los que estáis preparando ya el viaje de vacaciones a la playa: mucho cuidado con el mar. La sal es letal para estos dispositivos. Tanto, que si el móvil se nos moja por andar jugueteando con íl en la orilla, tendremos muchas menos opciones de recuperarlo. En este caso, lo recomendable, aunque suene raro, es enjuagarlo con agua dulce (despuís de desmontarlo) para continuar despuís con el resto del procedimiento… y cruzar los dedos.
Fuente: otrosambitos.com.ar