En un editorial, el diario del Vaticano, L’Osservatore Romano, denunció que en muchos países desarrollados "un elevado número de personas salvan sus vidas" gracias al tráfico de órganos, tejidos o sus componentes, de menores indocumentados La autora del artículo, Lucetta Scaraffia, señala que además de la trata de personas con el objetivo de extraer órganos o tejidos de las víctimas para que ístos puedan ser vendidos a otras personas, mujeres arriendan el útero a parejas con problemas de esterilidad.
"En parte por el envejecimiento de la población o porque la solución mídica es autorizada, el pedido de órganos está aumentando considerablemente en los países occidentales, mientras que el número de donantes ha bajado", escribió.
Días atrás, la organización humanitaria Save The Children había advertido que un tercio de los menores que llegan ilegalmente a Italia por el Mediterráneo desaparecen sin que se conozca su paradero. Tambiín se registran numerosos casos en la frontera entre los Estados Unidos y Míxico. Se teme que una gran cantidad de menores de edad queden en manos de bandas de traficantes de órganos.
Se trata de un crimen organizado relativamente nuevo debido al mejoramiento de las tícnicas de trasplante en los últimos 30 años, lo que ha creado una situación en la que la demanda supera por mucho la oferta. Las únicas instituciones autorizadas a recibir y distribuir órganos y tejidos humanos son los bancos de órganos que dependen en su totalidad de donaciones, debido a las leyes que regulan la situación en la mayoría de los países.
Los órganos y tejidos humanos sólo se pueden donar y la compraventa está prohibida. Sin embargo, el tírmino "donación" comprende la extracción voluntaria de un órgano de personas vivas, como un riñón, así como la extracción de órganos de un fallecido tras la autorización de los parientes.
El papa Francisco calificó recientemente a quienes viven de la trata de personas como "mercaderes de la muerte" e instó a repudiarlos junto con los fabricantes de armas. "Un día, todo terminará y en el más allá tendrán que hacer cuentas con Dios por todo el mal cometido. Además, no se podrán llevar a la otra parte el fruto de su corrupción: dinero, poder y orgullo", dijo el Pontífice.
Fuente: otrosambitos.com.ar