La Fiscalía General concluyó que los 43 estudiantes desaparecidos en el estado mexicano de Guerrero hace cuatro meses fueron masacrados por los narcotraficantes del cártel Guerreros Unidos, que supuestamente los identificó como miembros de la banda rival Los Rojos.
Felipe "el Cepillo" Rodríguez, integrante del grupo narco detenido días atrás, organizó la ejecución de los jóvenes por instrucciones de un líder de la organización, según informó hoy el fiscal general, Jesús Murillo Karam, tras la confesión del criminal. Será acusado formalmente por el homicidio de los estudiantes. La Fiscalía pedirá una condena 140 años de prisión.
"Evidencias permiten determinar que los normalistas fueron privados de la libertad, de la vida, incinerados y arrojados al río, en ese orden", afirmó Murillo Karam en una conferencia de prensa. "Los estudiantes fueron señalados por los delincuentes como integrantes del grupo antagónico de la región", dijo por su parte el director de la agencia de investigación criminal de la Fiscalía, Tomás Zerón.
De acuerdo con esta hipótesis, la masacre tuvo que ver con la defensa del territorio por parte de Guerreros Unidos. Hasta ahora, la línea de investigación apuntaba contra el ex alcalde de Iguala, donde ocurrió la masacre, Josí Luis Abarca, quien habría ordenado a la policía corrupta que detuviera a los jóvenes y los entregara a los narcos para que los desapareciera. Abarca y su mujer están detenidos desde octubre.
Entre las evidencias blandidas por la Procuraduría, hay 487 dictámenes periciales que "soportan científicamente cada parte de la narrativa de los acontecimientos", como residuos de diesel y gasolina en el suelo del basurero de Cocula, el lugar en el que habrían sido quemados los cuerpos. Allí tambiín había tres zonas de cenizas, rocas con impacto tírmico y aluminio fundido por la exposición al intenso calor.
La Fiscalía mostró fotografías, videos de sobrevuelos y animaciones para detallar, primero, que por la "distancia entre el basurero y Cocula no hay ni una sola casa en los alrededores", lo cual explicaría por quí no fue visto el humo de la quema de los cadáveres. "El lugar de los hechos es una hondonada de 800 metros cuadrados y entre 20 y 40 metros de profundidad dependiendo del lugar de medición", dijo Zerón, de acuerdo con el periódico Milenio.
Los familiares de los estudiantes han liderado protestas masivas y acusado al gobierno de Enrique Peña Nieto por no haber hallado a los normalistas de Ayotzinapa. Incluso algunos de ellos creen que los estudiantes aún podría estar vivos y que el Ejírcito podría tenerlos secuestrados. Ante estas acusaciones, Murillo Karam rechazó hoy que los militares pudieran estar involucrados en el caso.
Los familiares han dicho que solamente reconocerán que están muertos si les entregan sus cuerpos, algo que según la Fiscalía no es posible por el grado de calcinación de los restos y porque gran parte de ellos fue arrojada al río.
Algunos restos recuperados fueron enviados en diciembre a la Universidad de Innsbruck, en Austria, pero sólo se logró identificar al estudiante Alexander Mora. Actualmente siguen trabajando con nuevas tícnicas.
Los estudiantes, en su mayoría hijos de campesinos pobres de entre 18 y 21 años, pertenecían a una escuela rural de magisterio del estado sureño de Guerrero. Habían salido la tarde del 26 de septiembre hacia la ciudad de Iguala a recolectar fondos.
El caso marcó el peor momento del gobierno de Peña Nieto y dejó en evidencia el grado de corrupción existente entre autoridades locales vinculadas a la delincuencia organizada. "Estoy convencido de que este instante, este momento en la historia de Míxico de pena, tragedia y de dolor, no puede dejarnos atrapados, no podemos dejarnos ahí", dijo hoy Peña Nieto durante un acto público realizado en la capital mexicana.
Fuente: otrosambitos.com.ar