Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe.
El verdadero fin de la guerra fría no comenzó con la llegada de Barak Obama a Cuba, sino con el desembarco de los Rolling Stones en La Habana, porque los cambios en los espíritus sociales son culturales. La política y la economía van por otros carriles.#
En el año 1999 estuvimos en La Habana acompañando una misión comercial encabezada por el entonces Gobernador Jorge Obeid y su Ministro de la Producción Omar Perotti. Hacía una década que había caído el Muro de Berlín. No eran tiempos de internet ni telefonía celular. 17 años más tarde las cosas no cambiaron demasiado; “se nota que en Cuba la economía no funciona”, dijo Obama.
El mundo cambió. La guerra ya no es fría con Rusia, sino activa contra fanáticos religiosos de medio oriente que forman un fantasmagórico ejército inubicable formalmente a los fines del combate tradicional. La famosa Jihad o Guerra Santa, cuyo propósito no es extender directamente la fe islámica, sino extender la soberanía del poder musulmán (el credo, por supuesto, sigue a la bandera) sobre todo el planeta, también condiciona el mundo de los negocios. No da lo mismo invertir en un lugar del mundo que en otro.
En ese contexto de nuevos alineamientos internacionales y tratados económicos regionales, Argentina había puesto el foco económico e ideológico en el último decenio en el eje bolivariano encabezado por Hugo Chávez en Venezuela junto a Ecuador y Bolivia. A la hora de hacer números con el precio del petróleo y gas que nos vendieron, Chávez y Morales literalmente no fueron muy generosos, todo lo contrario.
Hoy Macri pretende integrarse a la Alianza del Pacífico junto a Chile, Perú, México y Colombia, mercado de 217 millones de personas con un PBI per cápita promedio de 9,910 dólares (en términos de paridad de poder adquisitivo). El año pasado Estados Unidos cerró un acuerdo con 12 países de la zona Pacífico, que en conjunto reúnen el 40 por ciento de la economía mundial, para crear una nueva área de libre comercio. El Tratado de Asociación Transpacífico tiene como su segundo socio más fuerte a Japón e incluye a Chile, México y Perú. Mientras tanto, el Mercosur de Alfonsín y Sarney languidece. Salvo Paraguay que viene experimentando un sostenido crecimiento, Brasil, Argentina y Uruguay no la están pasando bien. Ni hablar del recientemente incorporado – en términos históricos- Venezuela. Allí tampoco la economía no funciona.
La Provincia de Santa Fe, señalábamos hace una semana, le presta al gobierno de Macri un “prudente apoyo” (Lifschitz arengó a sus Ministros para que mantengan cordiales relaciones con sus pares nacionales) no exento de una mirada crítica al hacer notar que “hay decisiones de Macri que pueden tener efectos positivos para el segundo semestre o para 2017, pero mientras tanto afectan a distintos sectores de la producción”; Lifschitz está preocupado por el cambio en el régimen de importaciones que "a muchas industrias las ha afectado, porque están entrando productos de Brasil o China a bajo precio que compiten con nuestra industria".
No obstante, el Gobernador santafesino junto al de Córdoba, Salta y Neuquén fue seleccionado para exponer ante la delegación de empresarios que acompañó al Presidente Obama: “vamos a poner en valor a la provincia de Santa Fe, un territorio con muchas oportunidades de inversión para empresas norteamericanas y también la perspectiva para promocionar el comercio exterior y las exportaciones de Santa Fe hacia distintos mercados dentro del territorio americano", contó antes de partir.
Muchos menos condescendiente con la gestión de Macri había sido el futuro presidente del socialismo nacional Antonio Bonfatti: “hasta ahora la única medida que tomó Macri en los cien días fue devaluar” golpeó, no sin dejar de destacar la apertura de Argentina al mundo; semanas antes en una Radio de Rafaela Bonfatti se había despacho de manera más acida contra el gobierno de Macri, augurando un futuro similar al de los años noventa.
El líder de la corriente radical Universidad José Corral, quien junto con el Movimiento de Afirmación Radical M.A.R adscriben de manera más ferviente a Cambiemos, está convencido que la salida del cepo cambiario, la reducción del déficit fiscal y la emisión monetaria van a colaborar para reducir la inflación, y que resolver la deuda con los buitres permitirá acceder a créditos a tasas bajas. Corral también cree en la reactivación económica durante el segundo semestre de este año.
Precisamente, la solapada guerra fría entre sectores del radicalismo con el socialismo, y dentro del propio partido radical (“nosotros somos el radicalismo oficialista dentro del Frente”, azuzó de manera picaresca Felipe Michlig, uno de los líderes del sector NEO) inspira a dirigentes del PRO que también tienen sus cuitas internas; como por ejemplo el diputado provincial y Vicepresidente del Partido en la Provincia Raúl Fernández, quien recién llegado de Panamá donde estuvo acompañando a Miguel del Sel en la toma de posesión del cargo de Embajador, avivó el fuego interno: “Del Sel será el próximo Gobernador de la Provincia”, provocando de esa manera a quienes dentro del Partido creen que el ex Midachi “ya fue”. “Vamos a ver quien junta los 300 mil votos de piso que tiene Miguel”, insiste Fernández, pensando inclusive en las legislativas nacionales del año que viene.
No faltan actores nacionales del PRO que no dejan de mirar la borra del café y se entusiasman con la figura del senador Omar Perotti para el 2019, hoy vapuleado por los kirchneristas por anunciar que va a votar a favor de las leyes anti default.
Un homenaje muy peculiar.
El homenaje brindado en la Cámara de Diputados en ocasión de los 40 años del último golpe militar no pasó desapercibido desde la crudeza histórico política, perforando la tradicional línea discursiva evocativa de los cruentos momentos vividos en aquella época y sus terribles consecuencias.
Fue la diputada de SI Alicia Gutiérrez, quien se apartó de la línea argumental que pone la proa rumbo al infierno el 24 de marzo de 1976, para hacer notar que las muertes y desapariciones habían comenzado un tiempo antes, en 1975, con María Estela Martínez de Perón e Italo Argentino Lúder y sus cuatro decreto de aniquilamiento con el fin de "neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos".
Después vino López Rega y su tristemente célebre Triple A. Para muchos, Los decretos de aniquilamiento se consideran un antecedente inmediato y directo del golpe de estado de 1976.
Tomó la posta el diputado Demócrata Progresista Gabriel Real para reivindicar históricamente a su Partido, emparentado con el gobierno de facto. Real pidió una profunda “reflexión” y “contextualización en el tiempo y el espacio del momento en que ocurrieron los acontecimientos”. Reconoció que en aquel momento “el Estado no usó los medios lícitos y legales para combatir la guerrilla”, y pidió “no tener una memoria selectiva, sino completa”.
Real pidió una “severa autocrítica de los partido políticos”, y tras coincidir con Alicia Gutiérrez en que “el terrorismo de estado no comenzó el 24 de marzo de 1976”, enumeró – para sorpresa del recinto – citando un libro del diputado periodista Carlos Del Frade, la cantidad de intendentes y presidentes comunales que los distintos partidos políticos aportaron al Proceso Militar: 318 la UCR, 169 el PJ y 102 el PDP. Nadie lo aplaudió al final de su discurso.
El peronismo rumbo a la interna
Mientras sectores como el de los senadores, Agustín Rossi, Omar Perotti, “Mística Peronista” de los diputados Julio Eggimann y Claudia Giaccone abonan la unidad, el ex diputado bielsista Pablo Dibert recorre la Provincia juntando voluntades – y avales – para formar una lista por él encabezada para competir: “los compañeros de toda la Provincia no quieren lista de unidad, sino competir en internas”, argumenta Dibert.
El plazo para presentar las listas cierra a la medianoche del viernes 8 de abril; el Partido se encuentra en una lamentable encrucijada económica (aún no cobraron los sueldos atrasados sus empleados y siguen de paro), pero también operativa: desde el año 2012 se afiliaron 30 mil personas que no fueron cargadas en el padrón.
Resisten el aumento de la EPE
Mientras el Gobernador Lifschitz sostiene que a la Provincia la boleta de Cammesa también le llegó recargada (3.800 millones más sobre lo presupuestado), y por eso este lunes irá a hablar con el Ministro Aranguren, senadores peronistas junto a diputados oficialistas como los socialistas Rubén Giustiniani y su par de bancada Silvia Augsburger piden que se deje sin efecto el reciente aumento; a la vez que Carlos Del Frade propone que la Provincia subsidie los mayores costos, pidiendo que empiecen a pagar Ingresos Brutos las exportadoras por ejemplo.
Del Frade aduce que en Misiones, desde el año 2004 las exportadoras pagan Ingresos Brutos. También en el Chaco, sostiene, se está gravando a los exportadores de soja.
Desde el Ministerio de Economía de la Provincia alegan que la exportación no es gravable porque no se pueden exportar impuestos, a tal punto que no se puede aplicar IVA sobre exportaciones, y que esto forma parte de una convención tributaria internacional. Quizás sea posible ir por el “exportador”, pero indefectiblemente lo trasladaría hacia atrás, al productor, ya que el sistema de comercialización de cereales es oligopólico en el país (pocos grandes compran y los productores son muchos y pequeños), de manera tal que las grandes pagarían el impuesto, pero nada impide que compensen pagando menos el grano a los productores.
Ahí es donde debe prevalecer el nuevo paradigma empresarial que el Gobernador junto al Ministro de la Producción quieren imprimirle a la producción santafesina: el valor agregado en origen. Ya sea para el mercado interno como el internacional.
Hay nuevo paradigmas de negocios en el horizonte mundial. O nos subimos al tren o lo dejamos pasar de nuevo.
Fuente: otrosambitos.com.ar