Cambiemos “cambia” la estrategia: el “populismo coqueto, con dólares”


                           
El economista Eduardo Curia en Otros Ambitos (Pop Radio 96,1) analiza el articulo sobre el rumbo de la economía. #

 

Albora el ciclo económico- político CEP de cara a los comicios de 2017. Esto, a algunos, les sonará apresurado. Sin embargo, debe entenderse que acciones, medidas y efectos suponen una cadencia. Los plazos, a la postre, se computan según esa cadencia; la plasmación de efectos lleva tiempo.

Visto esto último, los comicios de 2017 “están a la vuelta de la esquina”. Sobre todo para el actual Gobierno, considerando los límites que sufre actualmente su margen de maniobrabilidad política dado que carece de mayorías parlamentarias propias, cuenta con pocos distritos bajo su conducción (aunque algunos importantes) y proviene de un balotaje, lo que contiene fidelidad prestada.

A mayor presión del CEP que despunta, mayor la exigencia de que se capten los aspectos “simpáticos” desde la visual electoral en tiempo y forma y, tanto mayor esta demanda, tanto más puede debilitarse en lo inmediato el recaudo de sustentabilidad o afiatamiento macroeconómico.

El Gobierno en el origen planteó una dialéctica del tipo “día/noche”. Un primer semestre oscuro, lleno de densos ajustes de costos-precios relativos (más sus reacciones), con un balance estanflacionario incómodo (que hasta rebasó los mismos cálculos oficiales, influyendo aquí errores propios) y un segundo semestre en el que la reversión sería clara, con una recuperación visible y una baja contundente del ritmo inflacionario.

Esa dialéctica es difícil de dar. La estanflación, agudizada en el segundo trimestre, no se esfumará rápido. Pero el “caer menos” la actividad y el que se modere la inflación, algo factible en el tercer trimestre, puede tener su encanto. Esta módica ventaja (piecemeal advantage), combinada con distintas noticias sobre corrupción que no dejan de ionizar el ambiente, puede constituir el hito inicial de eslabones para una traza sinérgica de más alcance en el tiempo, apta para el CEP.

Tendería a resquebrajarse, por de pronto, la imagen de un compacto de caída generalizada de actividad y de ingresos, que tanto más golpea sobre los sectores más informales y pauperizados, alentando un “derrame al revés”.

Lo que viene
Tal como ya se dijo, asoma la desaceleración de la inflación. Aunque el Banco Central alardee de sincronizar el manejo de tasas con las expectativas de inflación declinantes y la atención sobre la inflación núcleo, lo que pesa es que por un rato se acota el frenesí de serios ajustes de costos y precios relativos (igual habrá remanentes). Las tasas altas de interés no pararon la inflación, quizás ciñeron mayores proyecciones, con daños en la actividad. La teoría afín al inflation targeting ya enseña que en el caso de inflación de costos, no hay “divina coincidencia”. De paso, habría que constatar cómo quedan situados los precios relativos (en especial, el tipo de cambio real).

Mientras la inflación cede, advienen los salarios ajustados en paritarias, con los semiaguinaldos. Aunque se decida cancelar deuda, quedarán residuos para impulsar en alguna medida el consumo. Por otra parte, persistiendo el curso declinante de la inflación, el salario “se desintegrará” menos mensualmente.

Este fenómeno puede combinarse con el aporte proveniente de las mayores posibilidades abiertas al sector agropecuario, y con el paulatino repunte de un sector por ahora “cenicienta”: la construcción. Atisban proyectos inmobiliarios para sectores de cierto poder adquisitivo en la faz privada y ya se percibe una movilidad ascendente en el plano de la obra pública, pensada como un percutor importante. No se dará el aluvión de inversiones extranjeras imaginado; sí algunas y, en especial, renacerán proyectos frenados, a cubrir con utilidades. En comunicaciones y energía pueden ir dándose novedades.

Del paquete blanqueo- reparación jubilatoria se espera una contribución relevante. El país confirmaría uno de los gastos previsionales, en proporción, más altos del mundo. Hay mucho para hablar sobre cómo se bancará esa reparación con los diversos resortes previstos, tanto en cuanto a los desembolsos de inicio, como en lo relativo al nuevo flujo instalado. Pero, está claro que, a la par de las expectativas que el Gobierno levante en materia de blanqueo-repatriación- recaudación, se coloca gran énfasis en el indirecto gasto de consumo que se estimularía.

Giro estratégico
Sin duda, todo este espectro calza con una palpable afluencia de dólares, ligada esencialmente a la cuenta capital concurrente con una cuenta corriente deficitaria, aprovechando el logrado reacceso al mercado de capitales mundial, poniéndose acento en la facilitación del manejo operativo que permite la apelación a la deuda externa, en una fase feliz al respecto.

Haciendo una esquematización, Cambiemos “cambia” la estrategia económica. De una postura inicial adusta, decidida a corregir sin ambages los desajustes macro heredados, incluyendo como pieza clave el desequilibrio fiscal, y depositando la fe dinámica en las inversiones privadas, con gran aporte de las externas, se desliza ahora, estilizando el análisis, hacia un enfoque con claros puntos de contacto con la visión de la administración anterior. En efecto, sin olvidar complementos, la opción en curso supone un “multiplicador” asociado a una esperada expansión del consumo, en cuya gestación se compromete mucho el sector público, desechando una hipótesis pronta de seria corrección fiscal (quizás jugando a que ella vendrá luego, reactivación mediante). Y que consigue lubricarse en dólares, por vía financiera externa, “resolviendo” el dato cuantitativo de restricción externa que padecía el planteo anterior. Frente a un previo “populismo tosco, sin dólares”, asoma un “populismo coqueto, con dólares”.

La estrategia comentada suscita interrogantes intrínsecos y otros más exógenos. En lo primero, ¿la sinergia tendrá fuerza suficiente y sentido de oportunidad de cara a los comicios? En lo segundo, las flaquezas de sustentabilidad macro lucen más notorias: vgr., la debilidad fi scal, bemoles en los precios relativos (en especial, en materia cambiaria), etc. Recuérdese que es una estrategia apalancanda en el capital externo. La mera imagen oficial market-world friendly, hoy, basta; pero, ¿siempre será así? También es importante que no prosperen “cisnes negros” en el frente fi nanciero mundial (cuestión Brexit). Y, adicionalmente, con un tipo de cambio real, a la postre, “pacato”, muchos rubros de la industria se hallan muy expuestos.

Fuente: otrosambitos.com.ar