El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, anunciará en la sede del organismo, el nuevo régimen de metas inflacionarias (inflation targeting) que la Argentina seguirá hasta el final de su mandato. El esquema tendrá como fecha oficial de inicio el primer día hábil de 2017. Pero en lo operativo supondrá implementar ya algunos cambios durante los meses que quedan de 2016#
El plan es avanzar hacia una política monetaria más parecida a la de los países desarrollados, pero de manera tan gradual que no alcance a provocar el menor movimiento en el mercado. "No debería ocurrir nada. Si hay algún efecto en el dólar o las tasas, habremos hecho mal las cosas", confiaron a este diario desde la mesa chica de Sturzenegger.
El primer paso será explicar cómo se fijará la meta de inflación anual, que ya fue dada a conocer: un rango de entre un 12% y un 17% para el año próximo; uno de entre el 8% y el 12% para 2018; y una reducción al 5% para 2019. Se explicará que, para lograrlo, el Banco Central pondrá el foco en la tasa de interés. Y que, aferrada a ella, la cantidad de dinero en la economía será sólo una consecuencia. Se buscará ser totalmente previsible, pero sin abandonar el rol "contracíclico" que siempre se debe asumir desde esta institución. "Buscamos previsibilidad porque, en la medida en que nuestras metas sean creíbles y los actores económicos las incorporen, no hay nada mejor para la actividad económica y el empleo que buscar con la política monetaria validar esas expectativas", explicó semanas atrás el vicepresidente del BCRA, Lucas Llach.
El segundo paso será la incorporación de nuevas operaciones de mercado abierto para administrar con mayor eficiencia una política monetaria que, actualmente, está enfocada casi con exclusividad en las licitaciones semanales de letras de deuda (Lebac). Para retirar o sacar pesos de la economía, el Banco Central empezará a realizar intervenciones más frecuentes en el mercado secundario de estas letras, le dará mayor volumen a las operaciones de pases activos y pasivos, incorporará compras y ventas de títulos públicos al sector privado (las llamadas "operaciones de mercado abierto") y administrará, como hasta ahora, el nivel de encajes que las entidades financieras deben colocar por sus depósitos. El tercer paso: disociar la fijación de la tasa de interés de las licitaciones de deuda y de las intervenciones en el mercado, mediante un anuncio formal y explícito. El manejo de este nivel de tasa se realizará paralelamente a las operaciones oficiales en el mercado. Y será trasmitido a través de un comunicado, de la misma manera que ya lo hacen otros bancos centrales. Tal como sucede hoy, cuando ésta sea mayor habrá más incentivos de los bancos a prestar dinero al Central; y cuando ésta sea sea menor, las entidades verán más atractivo para tomar liquidez.
El cuarto paso, y el más esperado: el cambio de tasa de referencia de corto plazo, que ya anticipó este diario, y que promoverá el Central presumiblemente a partir del año próximo. En reemplazo de la que rige hoy, que es la de Lebac a 35 días, se consideraría la de pases activos a un día. En muchos países la tasa de política está definida de esta manera, o se ubica en un nivel intermedio entre la activa (de los préstamos que toman las entidades financieras) y la pasiva (de los depósitos). Como la intención de los directores del Central es que este viraje de política sea digerido con total normalidad por el mercado, y no provoque ninguna alteración que pueda poner en riesgo el proceso actual, el cambio de la tasa de referencia no se realizaría en el corto plazo, sino, a partir del 2017.
Fuente: otrosambitos.com.ar