¿La suba del dólar estadounidense (y la consecuente depreciación del peso argentino) es por una falla de política monetaria, por una avivada del “mercado” (que usufructúa aquella impericia), o una reacción psicológica de la población?.
Las largas colas frente a las casas de cambio, por ejemplo en esta capital, ¿mueven el amperímetro?. Sospechamos que no; solo contribuye a retroalimentar la paranoia. ¿El dólar es causa o efecto de la inflación?. Creemos que las dos cosas. Los comerciantes que remarcan los precios y los ciudadanos -que pueden- comprando dólares, ¿serían conceptualmente traidores a la patria?. Intuimos que no; unos y otros solo persiguen legítimamente preservar su patrimonio comercial y personal.
Pues entonces, en estos momentos el mayor desafío para un gobernante es gestionar las expectativas; encauzarlas, señalándole a la sociedad el rumbo hacia un horizonte previsible.#
En las películas de época, a los espectadores les genera una cierta sensación de alivio ver al capitán del barco amarrado al timón en plena y furiosa tormenta, empapado por la lluvia, dando órdenes a los gritos. ¿Se advierte – figurativamente- ello en la conducción del país?. Definitivamente no. Más bien se percibe un barco casi al garete con la tripulación – los radicales en este caso – al borde de la sublevación.
A propósito de los radicales díscolos, Rogelio Frigerio advirtió que “es importante para los mercados mostrarnos sin fisuras”.
El clima político también enrarece a la economía. Roberto Lavagna se instaló en el inconsciente colectivo como “la tercera fuerza” que en realidad nunca existió en la historia inmediata de este país. O fueron “los radicales” ó “los peronistas”, con sus matices y alianzas.
Miguel Lifschitz fue uno de los pioneros en advertir que la grieta podría cerrarse con una tercera vía. Y se acercó al casi mítico Lavagna, a quien luego visitaron a manera exploratoria los peronistas “no K” (hasta ahí nomas, por aquel axioma que “no se gana con Cristina, pero tampoco sin Cristina”) de Alternativa Federal. Hoy lo sobrevuelan seductoramente radicales desencantados con Macri.
Lavagna los escucha a todos, y a todos les dice que será el candidato del consenso. O no será. Ni peronistas, ni radicales. ¿Cómo logrará amalgamar esa políticamente ecuménica coalición?.
Por lo pronto, piensa otorgarles a la Iglesia y a los diversos credos religiosos un papel fundamental en lo que considera un plan de “pacificación nacional” y en la superación de todas las “grietas” como parte de un pacto económico y social para hacer las grandes reformas estructurales pendientes.
El ex Ministro de Duhalde y Néstor Kichner si quiere ganarse la complacencia ciudadana, deberá dejar bien en claro que “pacificar” no significa indultar a los K, ni los actuales presos ni los por serlo, si la justicia lo decide.
Lifschitz: La prioridad son los estatales
Mientras el custodio de las finanzas provinciales Gonzalo Saglione, asume que ofrecer un aumento salarial a los estatales que después no se pueda pagar es un acto de irresponsabilidad, la gobernadora de Buenos Aires María Eugenia Vidal les promete a los docentes aumentarles el sueldo adoptando la cláusula gatillo (con la que Santa Fe mantuvo el poder adquisitivo de sus agentes durante el 2018). Una de dos: o Dujovne le adelantó que la inflación bajará sensiblemente. O no piensa pagarles.
Este lunes en Santa Fe el gobierno recibirá a los gremios estatales UPCN y ATE para encauzar la paritaria. No lo hará con AMSAFE porque tienen previsto nuevos paros para el miércoles y jueves de esta semana.
Desde los sindicatos se percibe un cierto aire de conciliación; no exento de tensiones. “Sabemos que sobre nuestras espaldas recae el posterior arreglo con los docentes, médicos, municipales, etc”, deslizó un dirigente gremial.
Los sindicalistas creen que efectivamente no habrá nueva oferta, sino negociación de la misma dentro de un proceso dinámico, donde el Gobierno articulará alternativas de superación del conflicto.
Recordemos que el gobierno les había ofrecido a los estatales -y docentes – un 10 % de aumento junto a la cláusula gatillo atada a la recaudación más inflación. Los gremios estatales inmediatamente hicieron notar que en realidad era un 10 % de aumento sobre la base del sueldo de febrero, que incluye el 2,6 % adeudado de la cláusula gatillo de diciembre; por lo tanto lo ofrecido fue de un 7,4%.
El gobierno reafirma que la “masa salarial” (prevista para los aumentos) es rígida y no habrá una oferta superadora; pues entonces no quedaría otro camino que transformar aquél 10% en realmente 10% (y no 7,4% como denuncian los gremios).
De esa manera, Lifschitz podría “gestionar las expectativas”. Caso contrario deberá administrar el conflicto.
Elecciones a la vista
A menos de un mes de las PASO, la vorágine económica nacional y sus consecuentes derivaciones políticas en los dos principales actores políticos (Cambiemos y peronismo) ocupan la centralidad informativa, y por añadidura la atención de la población.
Salvo la proliferación de la tradicional cartelería en los cerramientos de obras, decenas de jóvenes repartiendo folletería, “columneros”, pasacalles y los auditivamente contaminante “camioncitos con led”, los candidatos apabullan las redes sociales con sus imágenes (al fin y al cabo lo que cuenta en nuestra boleta única es la fotografía).
José Corral hizo bajar a esta capital al Jefe de Gabinete – y de campaña nacional – Marcos Peña para arengar a la tropa en lo que vendría a ser, dada las circunstancias, casi una sesión de terapia motivacional para despertar entre los militantes la fuerza interior y la creatividad a la hora de salir a la calle a enfrentarse con los vecinos.
Objetivamente Corral tiene la parada más difícil en estas elecciones. Su marca Cambiemos está muy lejos del “tsunami amarillo” del 2017.
Antonio Bonfatti ya articula con el gabinete de Miguel Lifschitz las acciones de campaña, bajo la atenta y meticulosa supervisión del inescrutable Rubén Galassi, quien tiene bajo siete llaves las encuestas que realizan, y sólo esboza “tenemos motivos para estar tranquilos”, a manera de intrigante revelación.
Omar Perotti afirma que también tiene motivos – encuestas – para estar tranquilo; aunque sin dormirse en los laureles gasta kilómetros por toda la Provincia vendiendo sus propuestas que resume en dos vértices: la lucha contra la inseguridad y la producción.
María Eugenia Bielsa por su parte desorienta a los analistas y comunicadores con su “contracultural” armado electoral y estrategia de campaña, basados en la particularidad de la boleta única. Dicho en buen romance, Bielsa juega un pleno a su fotografía en la boleta, asociada con su discurso orientado a la “no política”. Si le sale bien podría llegar a constituirse en el “cisne negro”.
Por lo pronto el gobierno, una vez oficializadas las listas, ya envió a impresión las boletas que contienen a los más de 17 mil candidatos que se someterán a la voluntad popular de 2.669.000 mil santafesinos empadronados; mientras comenzaron a armarse las más de 8.200 urnas que se enviarán a los centro de votación.
Para el resto de los mortales, la expectativa es “el día después de mañana”.
Fuente: otrosambitos.com.ar