Mientras las protestas y disturbios en Estados Unidos suman este lunes 1 de junio el sexto día consecutivo, el presidente Donald Trump hablará en vivo al país desde la Casa Blanca, donde el domingo a la noche se refugió en un búnker subterráneo por seguridad. Allí, los manifestantes se congregaron en horas de la tarde de hoy para reclamar por la violencia racista de las fuerzas de seguridad, tras el asesinato de George Floyd. “Mi investigación se compromete a que su muerte no será en vano”, aseguró Trump sobre Floyd en su mensaje. “Como su presidente voy a mantenerlos a salvo, soy aliado de quienes protestan pacíficamente. Nuestra Nación ha sido tomada por anarquistas profesionales, por Antifa”, agregó. “Estos son actos de terror doméstico, esta es una ofensa contra Dios y contra la humanidad. América necesita Justicia, no caos. Esta es nuestra misión y vamos a ser exitosos, porque una nación siempre gana”, dijo el presidente de Estados Unidos.
“Voy a movilizar todos los recursos militares y legales para parar el vandalismo, y proteger a los americanos que cumplen la ley”, aseguró. “Le pido a alcaldes y gobernadores que muestren la presencia de las fuerzas hasta que termine la violencia”, señaló sobre las manifestaciones en las calles. Y agregó: “El toque de queda será estrictamente cumplido, y quienes no lo cumplan, serán detenidos y tendrán que sufrir en la cárcel”. Durante el fin de semana, las manifestaciones masivas tomaron las calles de Nueva York, Filadelfia, Dallas, Las Vegas, Seattle, Des Moines, Memphis, Los Ángeles, Atlanta, Miami, Portland, Chicago, y en Washington. Mientras los manifestantes cortaban rutas e incendiaban autos y comercios, las fuerzas policiales lanzaban gas lacrimógeno y balas de goma. Asimismo, autoridades de 25 ciudades de 16 estados de Estados Unidos decretaron un estado de queda nocturno
En tanto, una autopsia privada reveló este lunes que Floyd murió no sólo por la rodilla del oficial de la policía de Minneapolis que presionó su cuello, sino también por la presión que ejercieron los otros oficiales que ayudaron a mantenerlo contra el suelo. “No sólo fue la rodilla sobre el cuello de George la causa de la muerte, sino también el peso de otros dos oficiales sobre su espalda, lo que cortó el flujo de sangre a su cerebro y además impidió el ingreso de aire a sus pulmones”, declaró Antonio Romanucci, abogado de la familia.