Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
La pueblada del pasado martes en Avellaneda (“inédita” según el intendente local Dionisio Scarpín) junto a los bocinazos y cacerolazos de la tarde-noche siguiente en muchos lugares del país, no hicieron más que confirmar las sospechas: la sociedad argentina – no kirchnerista- advirtió que la desconocida para todo el país empresa agroexportadora santafesina Vicentín, sería solamente un caso testigo de la radicalización del gobierno nacional hacia un esquema que inexorablemente tarde o temprano desembocará en una versión “4.0” de la mística 125.
El Gobernador santafesino Omar Perotti y su Ministro de la Producción Daniel Costamagna son conscientes que – ojalá que nunca ocurra, aguardan y trabajan a destajo para ello – deberán definir en qué trincheras van a estar cuando comience la (metafórica) balacera: si del Instituto Patria, que por lo visto es la usina desde donde emanan las directivas; o de la ciudadanía santafesina (ya no “el campo”).
Todos los columnistas nacionales este fin de semana concuerdan, con sus propios matices informativos, en el relato del “detrás de la escena” del “Caso Vicentín”: la orden de expropiación provino de la Vicepresidente Cristina Fernández.
Aparentemente Perotti (Costamagna, sí) como otros tantos, se enteró el lunes escuchando al Presidente Fernández sobre la intempestiva decisión presidencial de intervención y posterior expropiación de Vicentin SAIC.
Nuevamente Perotti (Costamagna otra vez sí) se enteró el viernes por los medios, que en realidad la reunión del jueves a la noche en Olivos, de la cual él participó, entre el Presidente Fernández y los directivos de Vicentín para buscarle una salida al tema, había resultado ser una “mise en scéne”. El viernes, el Presidente hizo saber que la decisión de la expropiación ya estaba tomada cuando se reunieron.
Una serena y reflexiva conversación el día sábado entre el Gobernador Omar Perotti y su Ministro de la Producción Daniel Costamagna, puso en suspenso la dimisión del titular de la cartera de la producción. Ambos están en el mismo barco observando el iceberg; no hacía falta que Costamagna vaya anticipadamente a los botes exponiendo al Gobernador. Después se verá cuál de los dos se queda a bordo si no hay más remedio que la colisión.
Sobremanera cuando el editorialista de La Nación Jorge Liotti describe lo que relatáramos hace una semana en estas páginas: “hay un dato fáctico que actuó como indicador del cambio de rumbo que se produjo a partir de entonces. El ministro de la Producción de Santa Fe, Daniel Costamagna, venía trabajando con su par nacional, Matías Kulfas, en busca de una solución para reparar la desastrosa situación financiera de la agroexportadora, jaqueada por un pésimo manejo dirigencial. Hablaban casi a diario para elaborar una alternativa de rescate. El viernes, horas después de la cena entre Cristina y Alberto, Kulfas no le atendió más el teléfono. Una señal inequívoca de que se había terminado la opción del salvataje consensuado y se había pasado a la fase de expropiación forzosa. El gobernador Omar Perotti no tendría más noticias del tema hasta el lunes en que se anunció la decisión en conferencia de prensa.”
Además de intervenir Vicentín SAIC (y al juez Fabián Lorenzini que lleva el expediente del concurso de acreedores), el gobierno invalidó las negociaciones, a las cuales Liotti y nosotros aludíamos, que avanzaban en la figura de sociedad nacional mixta, reuniendo al gobierno nacional y a la provincia de Santa Fe, con aporte de capitales privados.
¿Hasta cuándo Perotti y Costamagna seguirán enterándose por los medios de las decisiones unilaterales y lógicamente inconsultas, sobre una empresa de su Provincia?.
Con más o menos contundencia – en realidad a nadie le tembló el pulso para oponerse en duros términos – todas las entidades de la producción (y el comercio como FECECO) fustigaron la movida nacional “innecesaria, ilegal e inconstitucional” – coincidieron – de intervenir en principio la firma Vicentín SAIC para su posterior expropiación.
Naturalmente todo el arco político opositor también hizo lo propio. El peronismo por ahora no se pronunció partidariamente; solo se manifestaron a favor de la intervención y expropiación un grupo de legisladores.
Roberto Lavagna y Eduardo Duhalde, por nombrar dos dirigentes “del palo”, también hicieron saber sus reparos sobre la temeraria movida presidencial. El ex Ministro Alfonso Prat Gay puso blanco sobre negro: “dicen que quieren rescatar a la empresa, pero la empresa no necesita que la rescate el Gobierno, sino que necesita organizar su situación con los acreedores para volver a funcionar de la mejor manera posible”.
La familia Vicentín, accionaria de la empresa, dio a conocer una solicitada dejando en claro lo que todo el mundo sabe en el norte: “la compañía, no dejo jamás de abonar los salarios correspondientes a todos sus trabajadores, y con mucho esfuerzo ha mantenido activa parte de nuestra matriz productiva”, además de estar “gestionando y evaluando diferentes alternativas y ofrecimientos de distintos grupos empresarios tendientes a alcanzar una solución virtuosa que garantice la continuidad de las operaciones y las fuentes de trabajo”.
El Diputado radical Fabián Bastía despejó suspicacias: “si existieron actos de funcionarios que realizaron operaciones financieras indebidas, y/o si los directivos cometieron actos contrarios a derecho que se investigue en la justicia. No confundamos a la empresa con directivos. No hay que usar excusas.”
La EPE. Nuevo round.
El ex vicepresidente y actual Diputado Fabián Bastía se refirió al balance 2019 de la EPE que arrojó un superávit de más de $ 1.100 millones “y la confirma como una empresa sólida con aumento de su patrimonio y fuertes inversiones.La empresa no estaba fundida, ni endeudada como dijo el gobierno de Perotti”, afirmó el legislador radical.
Otro round en la contienda política entre oficialismo y el FPCyS que comenzara la semana pasada con la divulgación del informe de la AGN (Auditoría General de la Nación). Y de la cual seguramente no faltarán argumentos para alimentar nuevos escarceos.
Lifschitz “mata el tiempo” recorriendo el interior.
Invitado por el senador departamental de San Justo Rodrigo Borla, el titular de la Cámara de Diputados pone nerviosos a propios y extraños. A pesar de asegurar que no necesita mostrarse como candidato a Senador nacional el año que viene para pelear por la gobernación en el 2023, caminará la Provincia para “mostrarle” a Perotti cuáles son las obras que él hizo.
Lifschitz sabe que la senatorial 2021 es importante para el Gobernador Perotti y el peronismo todo, toda vez que como oficialismo – influya o no para el 2023- no pueden darse el lujo de perderla. Roberto Mirabella debe ganar o ganar.
Tampoco es menor para el FPCyS, aún con sus divertículos intestinales principal fuerza opositora del peronismo gobernante conservar, siquiera, los territorios ganados en estos 12 años de gobierno. Y de ser posible, la senaduría nacional.
El “Caso Vicentín” puso inesperadamente en el radar, un frente de tormenta político que se yuxtapone con el que que todo el mundo avizora desde lo económico.