Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
Evidentemente el kichner-cristinismo-massista – y el peronismo todo – no entendió absolutamente nada sobre lo que pasó hace siete días en este país. El principal problema de Javier Milei no será el ajuste que deba hacer en el Estado, todo lo contrario, es el motivo por el que lo votaron para poder bajar la inflación. Si no lo hace, y consecuentemente no denuncia a quienes llevaron a Argentina a este estado de cosas, dando además el ejemplo de republicanismo, justicia y austeridad, la va a pasar muy mal con esa sociedad que el domingo 19 de noviembre cerró una puerta y abrió otra en la República Argentina.
Las escandalosas diferencias que sacó el candidato presidencial Javier Milei en pueblos y ciudades de todo el país – ni hablar en Santa Fe – son inéditas en la historia electoral argentina por la manera en que se concibieron: sin aparato alguno, sin publicidad, sin punteros políticos; solo con la fuerza de las redes sociales y los reportajes en medios de comunicación. Y la inquebrantable voluntad de una sociedad que quiso dejar atrás para siempre un modelo de ejercer el poder, pero agotándole a su vez al ahora electo Presidente todos los tiempos y plazos.
Tal como decíamos en nuestra columna posterior al triunfo, no podíamos habernos equivocado cuando decíamos que la sociedad argentina quería elegir Presidente de la Nación el 22 de octubre; ese aire de cambio se respiraba en cada parada de colectivo, en cada cola de feria, en cada ámbito; y sobremanera en los jóvenes que buscaban un futuro que no sea Ezeiza. No se pudo lograr ese domingo porque los votos de Milei y Bullrich se dividieron, permitiéndole a Sergio Massa con su ingreso al balotaje, el espejismo de pensar que podría ganar las elecciones. Pero cuando quedaron mano a mano (Massa y Milei), como diría el líder político y espiritual de Massa (Perón) el pueblo hizo tronar el escarmiento.
El terremoto electoral que sacudió al país literalmente de Ushuaia a La Quica lo puso al ahora electo Presidente Milei entre la espada y la espada: cumplir con lo prometido. No hay pared para recostarse. O si: la gente; siempre y cuando no la defraude.
El dolor será intenso, no hay variable económica y financiera que no haya volado por los aires en Argentina, sobremanera en la descomunal campaña electoral de Sergio Massa con los recursos del Estado (que debería ser investigada por la justicia). El ajuste será brutal, pero sabe el Presidente electo que tiene que empezar por el ADN de su voto: reformar el Estado, transformado en elefantiásico durante décadas para poder corromperlo.
¿O acaso no es lo que entidades gremiales empresarias de todos los sectores pregonaron toda su vida?: “solo queremos que el Estado nos deje trabajar sacándonos el pie de encima; no puede ser que tengamos medio centenar de impuestos y trabas para sostener un Estado ineficiente y corrupto”, clamaban con voz en cuello. Hagamos el ejercicio de buscar los comunicados de las Cámaras empresariales, que tampoco ahorraban epítetos para los “sindicalistas mafiosos y extorsivos que se enriquecen obscenamente a costa de sus representados”. ¿O acaso ese mismo empresariado no pidió siempre “reforma de las leyes laborales que hoy impiden la contratación formal de personal?. Adecuarse a un mundo moderno y eficaz era su consiga.
¿Estará mal ahora que todo ello lo haga Milei para lo cual seguramente muchos de ellos lo votaron?.
No pocos de esos empresarios (de la obra la pública nacional por ejemplo) quedaron prolijamente asentados en los Cuadernos de Centeno dejando coimas para “poder trabajar”, a cambio de inflar los costos (que pagamos todos).
Algunos pusieron caras agrias cuando el socialismo en Santa Fe ideó una matriz de transparencia en materia de licitaciones de obras públicas para evitar tejes y manejes.
Terminar con la “maldita inflación” es la premisa
Su Santidad el Papa Francisco hace poco manifestó una dura crítica a la clase política de los últimos años: “La pobreza está en un 52%, ¿qué pasó? mala administración, malas políticas”. Además, se refirió a la suba sostenida de precios, que tiene especial impacto sobre los alimentos y los sectores más vulnerables. “Argentina en este momento tiene un nivel de inflación impresionante”, sentenció.
¿Por donde pasará el ajuste para bajar la inflación?. No hay economista que no pregone que no sea bajando el gasto público innecesario.
Tarifas y dólar aumentarán en virtud del necesario sinceramiento de la economía, eso lo sabemos todos; pero si a cambio a los empresarios les reducen los costos para producir – tal como, insistimos, siempre pidieron – ¿no podrían verse de alguna manera compensados?. Ni hablar de la supuesta corrupción para poder importar bienes para producir junto a denunciadas “aduanas paralelas” para exportar. Cada tipo de cambio que ideó el gobierno era una ventanilla para generar pudrición y ventaja para los amigos.
Si a quienes exportan y generan dólares les hacen la vida más accesible, ¿no podrían compensar salarialmente a sus empleados para que puedan afrontar lo que pagarán de mas por tarifas y servicios?. Y a quienes producen para el mercado interno, la quita de regulaciones y baja de impuestos, ¿no podrían hacerlos más eficientes para poder competir sin necesidad de subsidios?; quienes viajan a ferias y misiones comerciales al Sur de Brasil suelen relatar que nuestras regulaciones allí existe, ¿por qué aquí sí?
Los subsidios: ¿acaso un ciudadano brasilero, uruguayo, paraguayo, chileno o peruano tiene “previajes” para irse de vacaciones, ó precios subsidiados al consumo?. Todo indica que los paga con sus salarios. Porque no hay inflación. La competencia por el cliente entre privados genera esos beneficios. No es función del Estado hacerlo.
Tampoco en esos países existen los “gerentes de la pobreza” (Pichetto dixit) que distribuyen millones de planes sociales en beneficio propio, mientras sus representados son cada vez más miserables. Miles de millones de pesos de los impuestos de los pocos que trabajan (solo 6 millones) manejados discrecionalmente por estos señores.
Cuando no exista mas la inflación que devore y distorsione todo, y haya excedentes de plata, el Banco Nación (sin gerentes que cobren sueldos de 6 millones de pesos) ó el Hipotecario, bien podrían dar créditos a larguísimos plazos como ocurre en otros países.
En el gobierno de Miguel Lifschitz se ideó, entre otros, el programa Lote Propio -Perotti lo continuó- mediante el cual decenas de familias pudieron construir su casa en pueblos con mano de obra y materiales locales, merced a créditos cuya devolución debido a la inflación le hacía casi imposible al Estado seguir otorgándolos.
Pullaro advirtió sobre lo que se viene
Maximiliano Pullaro junto a un par de Ministros reunió a jefes comunales y municipales para anticiparles que hará un fuerte recorte del gasto para 2024, a los fines de poder continuar con las pocas obras públicas en marcha “pero que no habrá nuevas sin financiamiento externo”, advirtió. En tal sentido, la Bolsa de Rosario pondrá sobre la mesa las alternativas hoy disponibles para que municipios puedan tomar financiamiento del mercado de capitales para obras públicas menores.
El futuro Ministro de Obras Públicas Lisandro Enrico se hizo eco de esta iniciativa señalando que “hemos entablado dialogo con la Bolsa de Comercio de Rosario para poder acceder a los fondos que tiene a disposición el mercado de capitales, que obliga a las empresas que cotizan en el mercado de capitales destinar una parte de sus utilidades para proyectos de infraestructura, lo que implica un proceso de toma de créditos que tiene que autorizarlo la legislatura de la provincia, el Banco Central y el Ministerio de interior”. Esperemos, se esperanzó, que en eso no tengamos dificultades, es la manera que tenemos de acceder a través de la emisión de un bono a fondos para poder pagar una obra pública”.
Ya Pullaro había dicho ante la prensa que “hay cosas que tienen que ver con las finanzas del Estado nacional, que el kirchnerismo lo dejó quebrado por la forma en la que entendió la distribución de los recursos en la Argentina, en donde las provincias productivas como Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos aportamos muchísimo al Estado nacional y todo eso se volcó al conurbano bonaerense. Ese modelo tiene que cambiar, dejó 40% de pobres y un déficit insostenible, que se sostiene con emisión monetaria y créditos internacionales que nos terminan llevando a niveles de inflación muy importantes”.
La Bolsa de Comercio de Santa Fe sustenta los dichos de Pullaro en cada informe de su Centro de Estudios, donde siempre hizo notar que de lo recaudado por Nación y lo que vuelve a la Provincia de Santa Fe en materia de distribución de recursos salimos perdiendo; por ejemplo en el 2022 el déficit fue del 42.5%.
Fabián Bastía y Pablo Olivares, los escuderos en Gobierno y Economía de Maximiliano Pullaro, es probable que deban pasar más tiempo en Capital Federal que en sus despachos en esta primera etapa; Guillermo Francos (futuro Ministro del Interior) y el equipo económico de Milei deberán ser “lobbiados” por Santa Fe en persona. La tiketera se acabará enseguida. El actual Diputado provincial y futuro legislador nacional Nicolás Mayoraz de LLA, de afectuoso trato parlamentario con el hoy también diputado Bastía, podría ser de gran ayuda.
Evidentemente el kichner-cristinismo-massista – y el peronismo todo – no entendió absolutamente nada: el principal problema de Javier Milei no será el ajuste que deba hacer en el Estado, todo lo contrario, es el motivo por el que lo votaron para poder bajar la inflación.
Si no lo hace, y consecuentemente no denuncia a quienes llevaron a Argentina a este estado de cosas, dando además el ejemplo de republicanismo, justicia y austeridad, la va a pasar muy mal con esa sociedad que el domingo 19 de noviembre cerró una puerta y abrió otra en la República Argentina.