Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
No sabemos quién inventó la métrica temporal de los primeros cien días de gobierno para evaluar una gestión de gobierno, pero quedó institucionalizada en el mundo de la política, con un condicionante peor aún: lo que no se hizo en esos primeros tres meses no se podría hacer más. ¿Dónde está escrito?. Es verdad que para imponer una impronta de gestión tampoco se puede esperar una eternidad, pero: ¿condicionan realmente una gestión de cuatro años los primeros tres meses?.
Lo que quieren todos los gobernantes apenas se sientan en la poltrona del poder es demostrar que los eligieron para ser distintos a sus antecesores, hecho que en Santa Fe siempre es relativo, porque los gobernadores son los únicos de todos los poderes electivos que no tienen reelección. A lo sumo se vota por la continuidad – o no – de un sector político (últimamente devenido en coaliciones), sino observemos lo que pasó con Miguel Lifschitz y Jorge Obeid: le pusieron la banda a un gobernador de signo político contrario.
En el caso de Lifschitz, obteniendo él mismo el triunfo en la categoría diputado provincial cuando no pudo hacerlo con su delfín como gobernador; hecho que no ocurrió con Omar Perotti, quien perdió los dos rangos.
Maximiliano Pullaro no se preocupó por “pasarle facturas” a su antecesor Omar Perotti (mas allá que unos días antes de asumir, su futuro ministro de economía Pablo Olivares revelaba un déficit financiero, siempre complicado de explicarlo a la población, de 200 mil millones de pesos); más bien se ocupó el mandatario entrante de que la población observara “in situ” el cambio de ritmo de una gestión a la otra.
Tras firmar el primer decreto dejando sin efecto una promesa de campaña: la no repitencia escolar, Maximiliano Pullaro se ocupó de “poner ordenes en las cárceles”, evitando que los presos de “alto perfil” (segundas y terceras líneas narcos) las usaran como hotelería gratuita (accionar que se vio con crudeza tuvo su costo), mientras con la mayoría en ambas Cámaras legislativas se abalanzó con casi una veintena de leyes sancionadas en cuatro semanas, muchas sobre tablas y durante la misma tarde.
Después del receso estival vino la calma lógica y necesaria, y leyes como Juicio por jurados populares, modificaciones a los Códigos procesales Penal y Civil, reforma de Tribunales, Gobernanza de datos y Acceso a la Información Pública, Servicio Público de la Defensa Penal tuvieron y tienen su análisis reflexivo en las comisiones.
A tal punto, que la propia modificación del Código Procesal Penal que debía haberse aprobado el jueves pasado pasó para este miércoles, en que saldría durante la misma tarde de las dos Cámaras rumbo al Ejecutivo. Hubo rispideces, conciliábulos; los diputados socialistas Joaquín Blanco y Rubén Galassi (que conducen el tándem mayoritario en Diputados) visitaron el ala Este del parlamento donde están los Senadores para consensuar modificaciones que, como dijera después el senador socialista “Paco” Garibaldi, no generara problemas ulteriores por la frenética necesidad de acomodar el Código a los turbulentos momentos que se viven en Rosario.
El trajinado proceso de negociaciones fue minuciosamente supervisado por el Ministro de Gobierno Fabián Bastía, un avezado conocedor de las lides parlamentarias, toda vez que fue Secretario Parlamentario de Senadores y luego Diputado.
Ya en plena sesión, el líder natural del radicalismo senatorial Felipe Michlig, no disimuló cierto malestar por no haberse sancionado ese día la ley: “basta con el garantismo de estar con los victimarios y no con las víctimas” descerrajó, avalado inmediatamente por el senador norteño Raúl Gramajo (ahora en Unite), pero rescató Michlig que una norma tan importante debe contar con el consenso de todas las partes, incluido el del minoritario peronismo que está dispuesto a votarla este miércoles – al menos en Senadores- con las “reformas de las reformas”.
No a las importaciones de alimentos.
El Ministro de la Producción Gustavo Puccini rechazó la apertura de importaciones de alimentos dispuesta por el gobierno nacional por 120 días y cancelación del pago del IVA adicional del 10%, así como el 6% de adelanto de impuesto a las ganancias, y pidió en cambio igualdad de condiciones para los productores santafesinos. “Nos gustaría que Nación, si la medida pretende continuar y ojalá que no, brinde las condiciones para la importación de insumos para la fabricación de alimentos e importación de bienes de capital, muchas veces las máquinas que se necesitan para ser competitivo”, pidió el ministro.
Aumentos salariales: “pagaremos de acuerdo con los ingresos”, insisten en el PE
El endémico problema salarial con la docencia le acarreará a Maximiliano Pullaro diez días de paro de los 24 hábiles desde el comienzo de las clases, a los que es probable haya que sumarle los primeros dos días de la administración central (UPCN y ATE) si este lunes el gobierno no realiza una oferta salarial superadora a la efectuada la semana pasada del 16.5% (9% mas 7.5% “por única vez”).
Si este escenario se daría (paro este martes y miércoles de la docencia y administración central) y teniendo en cuenta que es una semana corta, no sólo darían los gremios la imagen de parar el Estado una semana entera, sino que hasta podría retrasar el pago de sueldos por la parálisis administrativa
Pullaro entre fuegos cruzados.
En la “macro política” Maximiliano Pullaro se debe sentir como Tom Hanks en “Rescatando al soldado Ryan”: siempre entre fuegos cruzados; en este caso de las facciones nacionales que se disputan liderazgos de poder, a lo cual se sumó ahora impensadamente la Vicepresidente Victoria Villarruel en el caso Rosario, poniendo en tela de juicio la participación del Ejército en la lucha contra los narcos.
El teatro de operaciones es el siguiente: Javier Milei ideológicamente no quiere a los socialistas (a quienes ya había tratado de “lacras”) y acusó a dos ex gobernadores socialistas santafesinos de ser precursores del ingreso de la droga en Santa Fe; el socialismo forma parte de la alianza Unidos que gobierna Santa Fe, pero como en esos momentos (en que Milei acuso a los socialistas) Rosario estaba literalmente bajo fuego narco, Pullaro tuvo que evitar pronunciarse para no resentir la ayuda nacional de Patricia Bullrich y Luis Petri (hecho que los socialistas entendieron perfectamente); apoyo nacional que ahora Patricia Bullrich condiciona: “los gendarmes no van a estar para siempre en Rosario, los necesitamos en otros lados” dijo, pidiéndole a Pullaro mas efectivos propios “que pasen determinadas pruebas de integridad”, acotó.
Martín Lousteau, el líder del sector radical Evolución al que pertenece Maximiliano Pullaro votó como Senador Nacional en contra del DNU, pero por las razones antes expuestas Pullaro no podía referirse al tema, por lo cual salió a bancar orgánicamente al presidente del radicalismo nacional el titular del Comité provincial Felipe Michlig.
“Unidad en la diversidad” en el frente Unidos.
La semana pasada en la reunión de los 10 Partidos que integran Unidos, la Vicegobernadora (del PRO) Gisela Scaglia pidió estar por encima de las cuestiones nacionales y preservar la coalición en Santa Fe. El socialismo ya se lo había hecho notar a sus amigos radicales: “cuidemos la coalición en Santa Fe; en Nación pasó con la Alianza, los K, Cambiemos y también le va a pasar Milei: terminaron fracturados, mientras nosotros seguimos vivos”, le mostró un alto dirigente del PS a un influyente correligionario.
Gisela Scaglia quien a pesar de formar parte del sector “proísta” alineado con Horacio Rodríguez Larreta, no solo felicitó a Mauricio Macri por la nueva presidencia del PRO, sino que valoró “muchísimo la importancia de tener un líder con tu experiencia y tu compromiso con el cambio al frente del PRO”, y puso a disposición “nuestra construcción para fortalecer al partido y trabajar en sintonía por un futuro mejor para todos los argentinos”.
¿Seguirá Scaglia con su intención de presidir el PRO santafesino?.
Primeros cien días de gobierno del frente Unidos en la cabeza de Maximiliano Pullaro resumidos en el concepto de uno de sus Ministros: “Maxi contuvo a todos los sectores y demuestra tener un liderazgo sin imposiciones”.