Una vez más la lechería está en crisis. No es la primera; pero es la mas delicada de los últimos tiempos Y encima es mundial; agravada en nuestro país por una macroeconomía zigzagueante El final se veía venir: los precios internacionales desde hace más de un año comenzaron a caer (hoy día la leche en polvo vale U$S 1800 la tonelada y Argentina tiene que exportar necesariamente el 30% de la producción excedente), los costos internos se disparan fruto de la inflación y los consiguientes acuerdos salariales en paritarias (ATILRA logró el 31% en 6 meses, anualizados 38% ; otro tanto camioneros) y si bien el consumo se mantiene fruto de la expansión monetaria del gobierno (que al decir de los expertos genera inflación que retroalimenta los problemas) íse 25/30 % que no se exporta no tiene cabida en el mercado interno, lo que genera, al decir de los industriales depresión de los precios, ganancia de los grandes supermercados y una pelea feroz por el espacio de las segundas marcas, especialmente en quesos, con ofertas que no alcanzan para pagar la materia prima.
Resumiendo: costos en alza (mano de obra, energía, envases, etc) altos stok, producción creciente y precio en baja. Un combo feroz. Y todavía no llegó al máximo la producción de leche, que es estacional y alcanzará el pico en octubre/noviembre.
Con excepción de la Cooperativa SanCor, la industria tomó el atajo cortando el hilo por lo más delgado: bajarle el precio a los tamberos. Un dato: la baja del precio de la leche sucede en todos los países, Uruguay, Brasil, Chile, resto del mundo “son aterradoras”, adjetivaba un empresario, “acá en Argentina solamente parecen no darse cuenta, porque están acostumbrados que viene Papá estado y pone la plata”.
Históricamente el conflicto lechero se focalizó entre la producción y la industria. Metros de columnas hemos escrito sobre la cuestión en otras ípocas (sin ir más lejos en agosto del 2012) pero hoy día la cuestión tiene un ingrediente totalmente novedoso: la incursión (reemplazando a los históricos “autoconvocados”) del reciente creado gremio productor APLA aliado insólitamente con el poderoso gremio ATILRA para “defender a los pequeños tamberos”, cambiando radicalmente el eje de la agenda política del sector, ya que el sindicalismo lechero pasó a formar parte de los reclamos de la producción, hecho que nunca había ocurrido, a tal punto de brindarle su eficaz logística a los tamberos de APLA para el bloqueo de las industrias.
“Estamos ante un actor nuevo actor – ATILRA – que distorsiona las negociaciones y las hace más complicadas”, resumió el Ministro de la Producción de Santa Fe Carlos Fascendini, quien hace días intenta, infructuosamente, abrir un canal de diálogo con los funcionarios nacionales (Casamiquela, Costa, Videla). “Ahora Nación convoca a todo el mundo porque el paro de ATILRA nacionalizó el conflicto, que nosotros queríamos advertirles iba a ocurrir”, explicó el Ministro de la Producción santafesino.
Desde ayer miírcoles APLA y ATILRA tomaron la mayoría de las plantas de la región, con excepción de Sancor, porque no tienen argumentos fácticos para hacerlo, ya que la cooperativa no bajó los precios ni extendió los plazos de pago. Pero si la escalada continúa, nadie quedará a salvo.
¿Por quí Atilra decidió salir de su cauce gremial obrero para adoptar la agenda de la producción, generando un cisma en el sector?. Desde el gremio manifiestan que los productores de APLA se preocupan “por todos los trabajadores del campo, tractorista, ordeñadores, siempre incluyeron a todos”; y le caen al resto de las organizaciones gremiales agropecuarias “que nunca tuvieron un acto de arrojo por sus empleados a los cuales querían hacer invisibles, como si no fuesen parte de la cadena”.
Lo cierto es que hoy en el microcine del Ministerio de Agricultura de la Nación de manera inídita, ATILRA se sentará junto a los empresarios lácteos y los gremios agropecuarios en la reunión convocada de urgencia, a la cual asistirá el Ministro de la Producción de Santa Fe Carlos Fascendini.
El diputado nacional Omar Perotti se manifestó muy preocupado y pidió “racionalidad” a todos los sectores intervinientes en el conflicto, pues “estamos ante la crisis lechera por caída de los precios internacionales más importantes de los últimos veinte años, que en todo el mundo está envolviendo a las empresas y productores en una situación delicada, por lo tanto no nos parece adecuado comenzar las negociaciones con una medida de fuerza tan extrema como la que se tomó”, reflexionó Perotti, quien además pidió sentar en la mesa de diálogo a las grandes cadenas de supermercados.
En medio de un reclamo generalizado del campo por la escasa rentabilidad el sector lechero hizo eclosión. La muñeca política con la que el gobierno maneje la situación hará que la misma no se desmadre activando el consabido efecto contagio.
Fuente: otrosambitos.com.ar