El canciller, Híctor Timerman, aseguró que los Gobiernos que apoyan a la Argentina en la disputa con los fondos buitre se dieron cuenta de que "es mejor diseñar un marco regulatorio para que la reestructuración de deuda" para que "tenga un carácter no solo económico sino tambiín político y social".
"Las reestructuraciones deben considerar los factores que impactan sobre un país. No pueden comprometer su desarrollo social por la extorsión de un pequeño grupo de financistas que colocaron al borde de una situación insostenible a muchos países", sostuvo el ministro de Relaciones Exteriores y Culto.
En ese sentido, Timerman destacó que "la Argentina tomó contacto con muchos gobiernos y trabajó en muchos foros" y señaló que "de hacer un planteo ante el Tribunal de La Haya la Argentina fue al G-77. Siempre se buscaron lugares de debate y de acuerdo".
"Despuís del fallo del juez Thomas Griesa y de la campaña encarada por los fondos buitre de lobbying y de ataque publicitario, muchos países se dieron cuenta de que la situación se estaba volviendo explosiva y de que el vacío legal es enorme", añadió el jefe de la diplomacia en diálogo con Página/12.
Acerca de los principales puntos que considera que debe tener la nueva convención, puntualizó que "las condiciones de negociación deben ser equitativas; no se le debe impedir a un Estado que reestructure sus deudas; no se le debe imponer que la reestructuración afecte el bienestar de los países".
"El objetivo es que los países puedan reestructurar su deuda soberana y que puedan seguir desarrollándose, no empobreciíndose con peores condiciones de vida de las que tenían antes", explicó Timerman.
Acerca de la manera en que se definirá la propuesta argentina en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el ministro explicó que "debe votar en favor de la redacción de una nueva convención una cantidad superior en un voto a los que voten en contra" y precisó que "no puede haber veto del Consejo de Seguridad".
Consultado acerca de los cancilleres que apoyan el reclamo argentino, Timerman contó: "Ni puedo contar la cantidad de cancilleres y presidentes que me llamaron diciendo que sufren problemas parecidos a los nuestros y no hallan el modo de resolverlos".
"La semana pasada hablí con varios cancilleres europeos. Varios me reconocieron que la Argentina tenía un buen argumento cada vez que yo insistía en que el tema de la deuda es un tema de derechos humanos. Se puede comprobar en la Argentina evaluando los niveles de pobreza, de desempleo y de eliminación de la ayuda social en el 2001", concluyó.
Fuente: otrosambitos.com.ar