El anuncio del inicio de un proceso de paz con la guerrilla del ELN y los avances conocidos en los últimos días en el diálogo con las Farc en Cuba parecen ser un acelerador que el gobierno pisó para alcanzar la reelección del presidente Juan Manuel Santos en la segunda vuelta del domingo. En sólo tres días, las cartas políticas comenzaron a moverse y el país conoció anuncios que podrían marcar el comienzo del fin del conflicto armado interno que vive Colombia desde hace medio siglo y que deja, según cifras oficiales, más de 220.000 afectados.
El reconocimiento de las víctimas por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y la revelación de una "fase exploratoria" de diálogos con el Ejírcito de Liberación Nacional (ELN) marcaron la agenda electoral y mediática del país. Los 18 meses que cumplen las negociaciones con las Farc en Cuba han demostrado avances que ningún otro gobierno había alcanzado antes y que han sido calificados por expertos nacionales e internacionales como "históricos y trascendentales" para el comienzo de un nuevo capítulo de Colombia.
Sin vuelta atrás. La firma de acuerdos preliminares en los puntos referidos al desarrollo agrario integral, la participación en política de los guerrilleros que se desmovilicen y la solución al problema de las drogas hacen creer que esta vez no hay "vuelta atrás". Además, una nueva oportunidad para que el ELN deje de una vez por todas las armas y la posibilidad de que ambos grupos guerrilleros firmen casi simultáneamente la paz llenan de esperanza al pueblo colombiano, que ha tenido que vivir la guerra interna más longeva del hemisferio. Sin embargo, la agitada campaña presidencial que se vive por estos días en Colombia ha llevado a analistas y políticos a considerar que la locomotora de la reelección está trabajando "a todo vapor" para garantizar lo planteado por Santos: la necesidad de ser reelegido para el período 2014-2018 para "alcanzar la paz".
Guerra sucia. Gran parte de la campaña presidencial transcurrió en medio de los escándalos y la denominada "guerra sucia". Santos y Oscar Iván Zuluaga centraron la atención con sus constantes enfrentamientos y las acusaciones mutuas. Ambos pasaron al ballottage y aunque no dejaron de lado sus diferencias, se enfocaron a partir de entonces en el tema de la paz. Zuluaga, cuyo jefe político es el ex presidente Alvaro Uribe (2002-2010), principal líder de la oposición y partidario de acabar con la guerrilla por la vía militar, ha sido un permanente crítico de las negociaciones con la guerrilla e incluso ha afirmado que en Colombia no hay un conflicto armado, sino una lucha del Estado contra "grupos terroristas". No obstante, el candidato del partido de derecha radical Centro Democrático ha matizado en los últimos días su posición frente a las conversaciones con las Farc y ha dicho que si llega al poder planteará a esa guerrilla una serie de condiciones para continuar con el proceso.
Garantía de paz. Por esa razón es que, según la senadora electa e investigadora Claudia López, el gobierno de Santos ha buscado la forma de convencer al país de que la reelección es la salida "fija" del conflicto, hecho que para ella es "completamente válido".
López cree que "obviamente el gobierno no puede dejar de gobernar sólo porque está en campaña" y reconoce que los avances con las Farc y el ELN "pueden tener un tufillo oportunista", pero afirma que el país no puede estancarse "en esa trivialidad y olvidarse de lo importante que es poner fin al conflicto armado en Colombia".
Por su parte, la ex candidata presidencial y ahora jefa de debate de Zuluaga, Marta Lucía Ramírez, asegura que "el anuncio hecho por Santos sobre el proceso de paz con el ELN es una muestra de su desespero porque sabe que perderá las elecciones". En su opinión, no es más que "una estrategia electoral". Para Ramírez, en la campaña de Santos "todo lo utilizan calculando los tiempos para anunciarlo antes de la elección presidencial" y por eso "hay que decirle a los colombianos que no pueden caer en la manipulación, la paz no tiene apellido Santos, la paz es de todos".
Lo cierto es que la puerta a la paz se abre una vez más con el apoyo de países garantes como Venezuela, Brasil y Ecuador —en donde se celebraron varios de los encuentros exploratorios con el ELN—, o Chile, Cuba y Noruega, con condiciones claras de parte del gobierno y con el impulso que le dan los avances alcanzados con las Farc en La Habana.
Reconciliación
Santos reveló ayer que "añoraría" reconciliarse con su antecesor en el cargo, Alvaro Uribe, despuís de cuatro años de continuas disputas en torno a la relación con la Venezuela chavista y al proceso de paz con las Farc. "Añoraría que eso sucediera, porque esto no le conviene ni a íl ni a mí", sostuvo, en alusión a su enfrentamiento.
Fuente: otrosambitos.com.ar