China se cubrió de silencio y olvido en el 25º aniversario de Tiananmen

En el 25º aniversario de la masacre ocurrida el 4 de junio de 1989, un fuerte despliegue policial blindó ayer la plaza de Tiananmen en Pekín, con diversos controles a vehículos y transeúntes que evitaron que se pudiese recordar a las víctimas, algo que sí hicieron miles de personas en Hong Kong. En el camino hacia la plaza de Tiananmen, en el corazón de la capital china, los automóviles se vieron sometidos a varios controles policiales, mientras a los transeúntes se les pedía la identificación y se revisaban sus bolsos. En las calles circundantes estaban listos para entrar en acción vehículos policiales, ambulancias y otras fuerzas de intervención.

Las fuerzas de seguridad chinas tenían como misión impedir incidentes o una conmemoración pública de las víctimas de la brutal masacre ocurrida hace 25 años cerca de la plaza de la Puerta de la Paz Celestial (Tiananmen). Durante el día se registró un movimiento habitual de turistas en la plaza, entre una fuerte presencia de policías en uniforme y de civil. A la prensa extranjera se le pidió evitar la plaza.

Miles de personas se reunieron sin embargo en el Victoria Park de Hong Kong para recordar a las víctimas con una cadena de velas. Según los organizadores, en el acto de recuerdo participaron más de 180.000 personas, el mayor número de asistentes de todas las vigilias celebradas desde 1990. La policía cifró el número de asistentes en 95.000. La ex colonia británica es ahora una región administrativa especial de China pero goza de libertad de prensa, opinión y reunión.

Tambiín en la capital taiwanesa, Taipei, se llevó a cabo una manifestación, en la que participó el ex líder estudiantil Wuer Kaixi, que actualmente vive en el exilio en Taiwán. "Las injusticias actuales en China serán una amenaza para otros mañana", aseguró Wuer. Al acto de Taiwán acudieron cientos de personas, entre ellos más de 100 exiliados chinos y decenas de estudiantes.

Incertidumbre. Cientos de personas murieron durante la violenta represión al Movimiento Democrático en 1989 en Pekín, aunque incluso 25 años despuís se desconoce la cifra exacta. Miles fueron detenidos en todo el país y decenas de manifestantes fueron ejecutados. El gobierno de Pekín rechazó sin embargo las críticas internacionales por violaciones de los derechos humanos y se negó a realizar una revisión de lo ocurrido el 4 de junio de 1989. "El 4 de junio sigue enterrado bajo los congelados suelos invernales", afirmó ayer el activista Hu Jia, a travís de una videoconferencia desde su arresto domiciliario, que sufre desde febrero. "La primavera todavía no ha llegado", lamenta.

El Partido Comunista chino tuvo íxito con obligada pírdida de memoria colectiva, agregó. "La historia del 4 de junio de 1989 fue borrada de los libros de texto y la vida de quienes nacieron en los años 80 y 90". Del "levantamiento contrarrevolucionario" se pasó a hablar de "disturbios políticos", despuís de un "incidente" y finalmente de un "tema espinoso" que es mejor olvidar si no se quiere tener problemas. Una escalofriante mayoría de jóvenes chinos ni siquiera vio la foto de "Tank Man" -"el hombre del tanque"- que se convirtió en un icono. Se trata de la persona que detuvo en solitario a toda una columna de blindados en la Avenida de la Paz Eterna, convirtiíndose así en un símbolo de la resistencia.

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, pidió desde Washington que se revise lo ocurrido durante la represión del Movimiento Democrático. Reclamó además la puesta en libertad de los detenidos de entonces que todavía siguen presos, así como de los numerosos activistas que fueron puestos bajo arresto domiciliario en los últimos días. Ya antes, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, había criticado al gobierno chino por su forma de abordar la masacre. Pidió que sean puestos en libertad todos los detenidos y que se investigue lo ocurrido aquel día. Además, criticó el reciente bloqueo a casi todos los servicios de Google en China.

El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Hong Lei, acusó a Pillay de una "grave injerencia en cuestiones internas" de China. Según Hong, la declaración de Pillay contraviene su mandato como alta comisionada. Hong rechazó realizar una investigación sobre la actuación del Ejírcito en 1989. "El gobierno de China ya sacó hace tiempo sus conclusiones sobre los disturbios políticos ocurridos en los años 80", afirmó. Según Hong, en las últimas tres dícadas China logró grandes avances económicos y sociales. Respecto a los detenidos, el portavoz aseguró que "en China no hay disidentes, sino personas que infringen la ley". Según la organización Human Rights en China, desde principios de año más 90 activistas fueron interrogados, intimidados y puestos bajo arresto domiciliario.

Fuente: otrosambitos.com.ar