Al respecto, comentan que las diferencias se han acortado a sólo u$s5 por cada lámina de 100, ya que la última oferta de los bonistas se redujo a un pedido de u$s53 (a una tasa de descuento del 10%), en tanto que el gobierno argentino estaría dispuesto a un mayor esfuerzo hasta 48 dólares, tres dólares más que la contraoferta que trascendió en los últimos días.
En medios oficiales existe confianza en cuanto a que es posible llegar a un acuerdo. El presidente Alberto Fernández señaló que “está cerca de resolverse el problema de la deuda”, en declaraciones al canal C5N.
Asimismo, y por indicación del Ministerio de Economía, los agentes que trabajan para el gobierno argentino en la reestructuración de la deuda externa, van a estar en estos días contactando activamente a los poseedores de bonos que no están agrupados en los tres grandes clubes de acreedores buscando sumar adhesiones a la propuesta oficial.
Según señalaron fuentes del Palacio de Hacienda a Ámbito estas gestiones de los agentes colocadores, los bancos HSBC y Bank of American, son de importancia en la etapa final de la negociación, dado que se estima que cerca del 60% de los acreedores no forman parte de los tres grupos de bonistas.
Las agrupaciones de acreedores detentan una fracción de la deuda. Como se recordará, son tres los clubes que se formaron. Uno es el denominado Ad-Hoc Bondholders Group, constituido entre otros por los fondos de inversión Black Rock, Ashmore y Fidelity. También están los Bondholders Group (bonistas Argentina Creditor Committe y los fondos Fintech y Gramercy) y finalmente el Exchange Bondholders Group compuesto por 18 fondos de inversión entre los que se encuentran ExBG, HBK, Monarch y Redwood.
Según sus propias declaraciones, el Grupo Ad Hoc Bondholders, representa conjuntamente más del 25% de los bonos, en tanto que Exchange Bondholders Group sostiene detentar más del 15% de los bonos de “Intercambio” de la Argentina.
En el mismo sentido, tuvo repercusión un artículo escrito por Robert Johnsson y publicado por el periódico Financial Times en el que se señala que “Hay un camino a seguir para Argentina y sus acreedores”. El autor es asesor tanto de Argentina como de sus acreedores, preside el Instituto para el Nuevo Pensamiento Económico y fue economista jefe del Comité Bancario del Senado de los Estados Unidos.
Johnsson considera que las negociaciones entre Argentina y sus acreedores son el primer capítulo de lo que se convertirá en una miríada de reestructuraciones de deudas soberanas desencadenadas por la pandemia. Al respecto señala que las negociaciones argentinas involucran 65.000 millones de dólares de deuda, pero el FMI estima que las necesidades de financiamiento de los mercados emergentes superan los u$s2,5 billones.
Tras calificar al proceso de reestructuración como “un desafío abrumador”, el economista afirma “he trabajado en estrecha colaboración con Martín Guzmán, el ministro de Economía de Argentina, y con Philipp Hildebrand, vicepresidente de Black Rock, miembro del grupo de acreedores, y los conozco como hombres de integridad y visión”. Y concluye “eso me da alguna esperanza de que estas negociaciones puedan evitar un resultado calamitoso”.