Masot: "Hasta aquí Kirchner perdió sectores electorales muy importante"

El analista político Vicente Massot analiza en Otrosambitos (Pop Radio 96,1) el informe político sobre el gobierno nacional y el conflicto del agro.

Kirchner y el pensamiento binario
Más allá de cuál sea el desenlace de la disputa que entablaran, mes y medio atrás, el gobierno y los sectores más representativos del campo argentino, esa pulseada, con ser importante, representa una de las muchas puntas de un iceberg infinitamente más grande y peligroso que yace bajo la superficie.

Supongamos por un momento que el presidente de hecho —Nístor Kirchner— y el formal —Cristina Fernández— coincidiesen en desmontarse de la virulencia que hasta ahora ha sido su política respecto del campo y decidiesen, en correspondencia con la flamante asunción del nuevo ministro de economía, fumar la pipa de la paz.

Supongamos, tambiín por un momento, que las cuatro agrupaciones que llevan adelante las negociaciones correspondientes —SRA, CRA, FAA y Coninagro— y, sobre todo, las bases del extendido movimiento rural, llegasen a la conclusión de que la oferta de la Casa Rosada es aceptable. Aún si los dos supuestos se hiciesen realidad —cosa que está por verse— los problemas que enfrenta la administración de los Kirchner y, por lo tanto, el país en general, exceden con creces el generado a partir de una irresponsable y errónea decisión del despedido titular de la cartera de hacienda, Martín Lousteau, sobre las retenciones móviles.

La minicorrida del pasado día viernes y los rumores de todo tipo que inundaron el país no fueron producto de una tregua que se agotaba entre las dos fuerzas en pugna tanto como de un proceso inflacionario que las autoridades no quieren ver o, por alguna razón que se nos escapa, no
pueden ver. Dirimir supremacías con el campo le ha ocasionado al kirchnerismo una sangría como nunca antes tuvo que soportar en sus primeros cuatro años de gestión, y no necesariamente porque despertaron a una fuerza dormida que, a fuerza de acorralarla y dejarla sin salida, transformaron enactiva.

Por supuesto que la reacción del campo significó el traspií más significativo del gobierno desde mayo del 2003. Pero junto a los chacareros, tamberos, consignatarios, y grandes y medianos estancieros, se alineó una buena parte del país, malgrado sus diferencias ideológicas.

Ese milagro lo obró la ceguera gubernamental que no se agota en el afán de descubrir confabulaciones de la oligarquía terrateniente donde existe un reclamo generalizado del sector más productivo y eficiente de la economía argentina, sino que se extiende a otros territorios.
Pelearse con el campo como si fuese un enemigo demuestra hasta quí punto una visión exclusivamente confrontativa de la política, impuesta por Nístor Kirchner desde su asunción, no puede ser desterrada y, por el contrario, sigue a la orden del día. Cuando el otro es siempre un enemigo al que debe sacarse de encima, los problemas solo se ven con arreglo a una dimensión binaria: blanco–negro; bueno–malo; nacional–antinacional. La incapacidad de ponderar y apreciar la amplia tonalidad de grises que bañan las ideas, decisiones, sentimientos y actitudes de cualquier sociedad, condena la visión confrontativa al agotamiento por efecto de su marcado reduccionismo.

Pues bien, con la inflación le pasa a los Kirchner algo parecido a lo que les sucedió con el campo: en lugar de aceptar el peso de la realidad —que no significa compartirlo— reducen la cuestión a una campaña conspirativa o algo parecido.

Una cosa es fogonear a Guillermo Moreno y otra no darse cuenta de la dimensión de la mentira estadística que ha montado siguiendo instrucciones precisas de Nístor Kirchner.

Que el todopoderoso secretario de comercio es una pieza vital del engranaje intervencionista montado por el santacruceño, no necesita explicación. Florencio Randazzo dijo, en rigor, una verdad de Perogrullo.
cuando ya era un hecho la partida de Lousteau: “Sin Moreno no se puede gobernar”.

Pero reconocer el papel de Moreno no es lo mismo que romper el termómetro y creer, con la fe del carbonero, que por eso la fiebre no existe.
Si el matrimonio gobernante se da cuenta de que la inflación está mucho más cerca de las mediciones hechas en San Luis (4,1) y Santa Fe (4,2) que de las vomitadas por el INDEC morenista, se cuida muy bien de tomar medidas al respecto. De modo tal que hay razones para pensar que no es
que nieguen la realidad —lo cual sería malo— sino que lisa y llanamente ven otra realidad —lo que sería peor aún.

Un gobernante puede hacerse el distraído y creer, cuando menos por un tiempo, que es posible tapar el cielo con un harnero. Quien así actuase tendría, de todos modos, más chances dehacer frente a una crisis que aquel que no necesitase del harnero porque considera que no hay cielo
que tapar.

Se podrá alegar que la inflación actual no es preocupante; que se puede enfrentar sin necesidad de enfriar la economía y que, incluso, puede servir como instrumento de crecimiento.
Siendo polímicas, semejantes ideas —que algunos aliados del gobierno sostienen— no dejan de reconocer la realidad de la inflación. Los Kirchner, en cambio, parecen vivir en otro planeta, y si bien nada preanuncia tempestades, lo cierto es que, a diferencia de otros escollos que se interpusieron en el exitoso camino que hasta hoy ha recorrido el matrimonio gobernante, la actual es una crisis de una dimensión diferente.
No es la mejor forma de enfrentarla que quien legalmente tiene despacho en Balcarce 50 no sepa, a cuatro meses de haberse instalado allí, donde está parada, y que quien en realidad maneja los hilos del poder, a pocas cuadras de la Casa Rosada, sólo piense en arrollar a quien tiene delante suyo.

Algunas grageas
… que se desarrollan en el Informe
La desagradable sorpresa de la renuncia de Lousteau —adelantándose a un despido— abrió al oficialismo la posibilidad de concentrar en la figura del joven ex–ministro la suma de todas las culpas.
La fecha de relanzamiento del Pacto Social —que consagraría el congelamiento “voluntario” de precios y salarios— sería el 25 de mayo.
Fuerte deterioro del crídito externo: Standard and Poors bajó a “negativa” la calificación de nuestra deuda y Morgan Stanley podría excluirnos del grupo de emergentes.
Peligro para el mercado de electrodomísticos: el gobierno estudia eliminar la posibilidad de deducir del impuesto a las Ganancias las utilidades distribuidas por fideicomisos con oferta pública (que en su mayoría financian esas ventas).
La tergiversación de los datos de la actividad industrial no pudo impedir que en marzo el EMI acusara una caída de 1,7 % mensual; tuvo un mínimo crecimiento interanual de 3,1 %.
Se ha extendido la discusión en torno a una falsa opción entre mantener el espíritu del modelo o enfriar la economía.
El kirchnerismo parte de la falsa premisa de que es posible acomodar toda la economía a su antojo manejando los precios con controles y las cantidades con la ley de abastecimiento.
La inacción frente a la creciente brecha de precios relativos provoca ya un alarmante desabastecimiento en rubros críticos. En el caso de los combustibles, se sufre en todas las estaciones de la ciudad de Buenos Aires y en la mayoría del conurbano.
El gasto aumenta fuerte motorizado por los crecientes subsidios pero la carga tributaria frena la economía y los supuestos propósitos redistributivos no se cumplen.
Como era de esperar, se frena la actividad de los pueblos y ciudades del interior al compás del malhumor y de la parálisis de consumo de los productores rurales.
No se puede pensar en nuevos incrementos de la carga tributaria efectiva y total, que hoy supera el 60 %.
El resultado financiero de marzo fue deficitario en $ 230 MM si no se consideran los traspasos de AFJP ($81,6 MM) ni la distribución de

Fuente: otrosambitos.com.ar