El organismo oficial de estadísitica comunicó que en el segundo mes de 2013 el monto de las ventas a precios corrientes comprendidas en la encuesta de supermercados sumaron $9126,7 millones, lo cual representa una suba de 21,2% respecto a igual período del año anterior Desaceleró el ritmo de crecimiento de enero, de modo que en el acumulado del bimestre, el aumento nominal de la facturación fue de 22,7 por ciento.
En los dos casos, significó una disminución en comparación con el promedio de alza real de precios que difundieron los legisladores de la oposición al Gobierno, del orden de 25% interanual.
Además, ahora el Indec sumó las ventas de 1.907 bocas pertenecientes a las 70 empresas relevadas, 6,3 más que un año antes. De ahí que las operaciones promedio por local y ajustada por el incremento de 25% de los precios, en lugar del 9,3% que surgió en el sondeo del Indec, acusaron una contracción de 5,6% en el mes, en valores corregidos por estacionalidad y 4,7 por ciento en el bimestre.
En el caso de los grandes centros de compras, los ingresos por ventas a precios corrientes en febrero de 2013 alcanzaron a $1.351,2 millones, lo que significa un aumento nominal de 15,9% respecto a igual mes del año anterior y de 16,6% en los dos primeros meses del año.
Si esos valores se los ajustan por la inflación real de 25%, en lugar de 10% que consideró el Indec, la variación de las cantidades comercializadas fue negativa en 8,1% en el mes y 7,5% en los dos meses. En este caso la muestra consultada se redujo en apenas 0,3 por ciento.
Incentivo al consumo
El lanzamiento de la Supercard que acordaron las principales cadenas comerciales con las autoridades de Comercio parecen más alentadas por la preocupación por revertir la caída real del consumo, que por consolidar la expansión a tasas de dos dígitos que mes a mes indica el Indec.
Aparece como una buena iniciativa de la búsqueda de reducir el costo de la aceptación de la tarjeta por parte de las cadenas comerciales y de la tasa de financiación de parte de los consumos.
Pero la asunción de tareas financieras por las casas comerciales, sin una adecuada capacidad de evaluación del riesgo crediticio por parte de consumidores que no están debidamente formalizados, ni en el sistema financiero ni en sus trabajos, amenaza con generar dificultades de recobro en corto plazo, el cual será soportado por el fideicomiso que se creará con aportes de compañías de seguros.
Fuente: otrosambitos.com.ar