Francisco hizo vibrar a un millón de jóvenes en Río

El papa Francisco convocó en Rio de Janeiro a la juventud a a sumarse a la "revolución de la fe" y abandonar las "ilusiones" del dinero y del poder que convierten a las personas en insatisfechas en la sociedad del consumo.

Ante un millón y medio de personas en Copacabana que lo recibieron con una fiesta que coloca al argentino Jorge Bergoglio como un líder global de masas, al paso de su papamóvil el pontífice aumentó el romance popular iniciado desde su llegado a Brasil.

En la homilía posterior a la apertura de la 28a. Jornada de la Juventud en Copacabana, el papa insistió en el tema de las ilusiones y las insatisfacciones de los jóvenes en el siglo XXI, donde el consumismo, el dinero y el poder chocan con los valores de Jesús y de su iglesia.

"Poní tu confianza en Jesús y no te defraudará, la fe en nuestra vida hace una revolución que podríamos llamar de copernicana, porque nos quita del centro y pone a Dios en el centro".

Y enfatizó: "La fe es revolucionaria y te pregunto a vos si estás dispuesto a entrar en esta ola de la revolución de la fe. Sólo entrando tu vida tendrá sentido y será fecunda". El papa afirmó que "tener dinero y poder pueden generar un momento de embriaguez, una ilusión de ser feliz, pero son el dinero y el poder que nos poseen a nosotros y nos llevan a querer siempre más, a nunca estar satisfechos".

Con dinero y poder, apenas, continuó, "terminamos empachados y no alimentados y es muy triste ver a la juventud empachada pero díbil, porque la juventud debe ser fuerte y alimentarse de su fe y no empacharse con otra cosa".

El Papa usó una metáfora culinaria al afirmar que la receta para la juventud para una vida en plenitud es "ponerle fe a la vida para que tenga un sabor nuevo, ponerle esperanza para iluminar el horizonte y ponerle amor para que la existencia sea una casa construida fuerte como una roca".

• Previa

A la una de la tarde, cuatro horas antes de la llegada del papa Francisco, todos los accesos de Copacabana fueron bloqueados al tránsito y el metro comenzó a escupir una inmensa multitud que se tomó este famoso barrio de Río de Janeiro a los gritos de "Ésta es la juventud del Papa".

A las cinco de la tarde, cuando el pontífice inició su recorrido de papamóvil desde el Fuerte de Copacabana hasta el palco en que saludaría a los jóvenes, los organizadores anunciaron que ya había un millón de personas en la playa más famosa de Brasil.

Pero a esa hora el metro seguía escupiendo grandes grupos de diferentes nacionalidades que se juntaban a los que esperaban desde muy temprano para escoger los mejores lugares y que resistían a la lluvia con capas plásticas.

A las seis de la tarde, ya en el gigantesco palco montado en medio de la playa, el pontífice se sorprendió de ver la inmensa multitud que desafiaba un inusual frío en Río de Janeiro para verle y que no dejaba espacios en la playa.

El clima de confraternidad entre grupos diferentes, que a veces llegaba a parecer clima de coqueteo, se expandió rápidamente por las calles de Copacabana con dirección a la playa, cerradas para los autos pero abiertas para la multitud.

Un grupo de angoleños pasó por el paseo de Copacabana arrastrando una multitud con sus tambores, sus cantos y sus bailes, así como hicieron diferentes grupos brasileños equipados con sus tradicionales instrumentos musicales.

Durante toda la tarde el paseo marítimo fue cruzado de lado y lado por extensos cordones de personas tomadas de la mano para no perderse, que eran encabezados por un líder con la bandera del país que procedían o por un religioso en sotana, y que buscaban un lugar estratígico para ver el papamóvil o próximo a una de las gigantescas pantallas de televisión que retransmitieron el evento.

En medio de esa fiesta los gritos sólo se unificaban al paso de un papamóvil equipado con luces internas para destacar la figura del pontífice o cuando el locutor oficial pedía vivas a Francisco.

• Que sigue

Como en los días anteriores, Francisco tendrá una jornada cargada en tierras cariocas en el marco del la "Jornada Mundial de la Juventud". A las 10, el Papa confiesa a varios jóvenes en el parque de la Quinta de Boa Vista.

Una hora más tarde recibe a algunos jóvenes reclusos en el palacio arzobispal San Joaquín de Río y a mediodía rezará el Angelus desde el balcón del mismo palacio arzobispal y saluda al Comití organizador de la JMJ y a sus benefactores.

A las almorzar con un grupo de jóvenes, representantes de los cinco continentes y la ultima actividad y más destacada de la jornada será la realización del Vía Crucis y su discurso alusivo para finalizar con el paseo marítimo de Copacabana.

Fuente: otrosambitos.com.ar