Aunque Siria anunció que cooperará con los inspectores de Naciones Unidas, todos los cañones apuntan a Damasco El supuesto uso de armas químicas planteó un serio interrogante en la comunidad internacional: ¿Bashar al Assad seguirá la suerte de Muamar Kadafi, de Slobodan Milosevic o de Saddam Hussein? Aunque aún no decidió una intervención militar, el presidente norteamericano Barack Obama se reunió de urgencia con su equipo de Seguridad Nacional para evaluar si lanzará una ofensiva.
Washington busca apoyo internacional para actuar en Medio Oriente. Previendo la posibilidad de un ataque, la armada estadounidense amplió su presencia en el Mediterráneo con el envío de la nave de guerra USS Mahan, que podría lanzar misiles sobre territorio sirio. Por su parte, Francia y el Reino Unido se expresaron a favor de una intervención, mientras que la canciller alemana Angela Merkel marcó distancia y sostuvo que debe buscarse una “solución política”. En tanto, los jefes de Estado Mayor de Jordania, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Canadá, Turquía, Arabia Saudita y Qatar se reunirán “en los próximos días” para abordar las consecuencias de la crisis en Siria y su posible cooperación militar.
No son pocos, sin embargo, los obstáculos a un ataque militar. Rusia es un firme aliado de Al Assad, ya que tiene una base naval en Tartus y le vende armas por 1.500 millones de dólares anuales. Por eso Moscú amenazó con vetar resoluciones que condenen a Damasco en el Consejo de Seguridad de la ONU. Irán tambiín respalda a Siria, que limita con Israel y es clave en el delicado equilibrio de fuerzas de la región. Como si eso fuera poco, la Casa Blanca teme desestabilizar con una ofensiva al Líbano y aumentar la cantidad de refugiados sirios en Jordania, Turquía y Egipto.
“Es previsible que las presiones irán aumentando para legitimar con alguna decisión de la ONU una forma de intervención en Siria. En otras oportunidades, el Consejo de Seguridad ha sido simplemente un instrumento para avanzar en políticas de intervención militar cuyos objetivos eran siempre bien distintos de los argumentos humanitarios con los cuales buscaban justificarse”, explicó a PERFIL Khatchik Der Ghougassian, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andrís.
La tensión aumentó ayer luego de que Mídicos sin Fronteras divulgara que el miírcoles, cuando los rebeldes denunciaron el ataque químico, 3.600 personas fueron internadas con síntomas neurotóxicos. De ellos, 355 perdieron la vida. “El personal mídico de estos hospitales proporcionó información sobre un gran número de pacientes que llegaban con convulsiones, exceso de salivación, pupilas contraídas, visión borrosa y dificultades respiratorias”, afirmó Bar Janssens, director de operaciones de la organización humanitaria, al tiempo que aseveró que todo apunta a “una exposición masiva a agentes neurotóxicos”.
Según The New York Times, Obama evalúa como antecedente los bombardeos a Kosovo en 1999. En ese entonces se argumentó que la intervención militar estaba fundamentada por el derecho de proteger a la población. “Kosovo, por supuesto, es un precedente que tal vez sea similar”, sostuvo un funcionario del gobierno estadounidense.
La intrincada posición geopolítica de Siria le permitió a Al Assad capear el temporal que la Primavera Arabe les planteó a los dictadores del Norte de Africa y Medio Oriente. Ahora, esa red de protección parece evaporarse, ante la alarmante tesis que sostiene que habría gaseado a sus propios compatriotas.
Fuente: otrosambitos.com.ar