En Santa Fe venció Alberto F


Córdoba y Santa Fe volvieron a ratificar ayer su importancia para el telescopio de la mirada política nacional y le aportaron a Mauricio Macri y a Alberto Fernández una fuerte dosis de expectativa para las presidenciales de octubre.#

En Córdoba, si bien el macrismo -como en 2015- reeditó en las PASO de ayer el triunfo sobre el kirchnerismo por 47,9 por ciento, contra el 30,6 por ciento, el acortamiento de la ventaja se alineó con la ola victoriosa de la fórmula AF-CF en todo el país en dos de los cuatro distritos clave.

Hace cuatro años, las Primarias fueron dominadas por UNA (se disputaban la precandidatura de José Manuel de la Sota con Sergio Massa), con el 37,93 por ciento de los votos. Cambiemos, con Macri disputándole la candidatura a Ernesto Sanz), obtuvo entonces el 34,57 por ciento y el Frente para la Victoria, con Daniel Scioli a la cabeza, sólo el 14,3 por ciento. Luego, en las generales de octubre el voto positivo cordobés le aseguró a Macri la llegada a la Casa Rosada.

En Santa Fe, en tanto, el Frente de Todos se impuso a Juntos por el Cambio por 43,4 por ciento contra 34,2 por ciento ampliando la diferencia de las últimas Primarias en las que la fórmula de Daniel Scioli-Carlos Zanini logró el 33 por ciento de los votos sobre la dupla de Mauricio Macri-Gabriela Michetti que cerró ese tramo electoral con el 32 por ciento.

En tercer lugar, con el 12 por ciento, se ubicó Roberto Lavagna, el candidato presidencial de Consenso Federal, que no pudo aprovechar en ese distrito el aporte de votos del socialismo, socio de la coalición que gobernará la provincia hasta diciembre tras haber caído en las generales de junio ante el candidato del peronismo, el senador Omar Perotti.

Precisamente en ese triunfo de Perotti, que aglutinó el voto del peronismo conservador y de los sectores puros del kirchnerismo santafesino, se explica la ventaja de Alberto Fernández en las PASO de ayer.

Veamos cada caso:

CÓRDOBA (renueva en octubre 9 diputados). Según los primeros datos, el orden de las listas a diputados estaría encabezado por Juntos por el Cambio (Mario Negri, principal candidato), seguido por el Frente de Todos (Eduardo Fernández) y en tercer lugar Hacemos por Córdoba (con Carlos Gutiérrez como cabeza de lista), que llegó a la elección con boleta corta por decisión del gobernador Juan Schiaretti.

El 12 de mayo, el histórico triunfo de Schiaretti en la elección a gobernador ametralló rebotes nacionales con impacto en oficialismo y oposición de cara a las presidenciales, y cargó sobre el Presidente la más dura derrota en las fechas desdobladas en el distrito que le dio su mayor triunfo en el balotaje de 2015 ante Daniel Scioli, y una conquista por 18 puntos en las parlamentarias de 2017.

El contraste entre ambas realidades fue grande: la paliza de Schiaretti sobre Negri y Ramón Mestre blindó al gobernador como gran elector y ordenador de un PJ no kirchnerista marcado por la carencia de consensos y la incomodidad con Alberto Fernández y Cristina de Kirchner.

Esa votación, además, echó leña, tras el duelo íntimo entre los radicales caídos Negri y Mestre, a la tensa discusión en la UCR nacional -y puertas adentro de Cambiemos- por el armado presidencial. Mauricio Macri optó por despegarse de la derrota que se cocinaba a fuego lento y mantenerse prescindente en la campaña, al menos en lo discursivo.

Hace dos años, en la noche de 2017 en la que tuvo que digerir la estruendosa caída de Unión por Córdoba ante Cambiemos en las parlamentarias nacionales, Schiaretti sentenció ante sus íntimos que el sello de Unión por Córdoba, que comandó la provincia durante 20 años junto a José Manuel de la Sota, había ya cumplido su ciclo. Fue el germen del nacimiento de Hacemos por Córdoba, una marca que debutó en mayo en las urnas y que innovó con el ingreso de nuevos socios, como el socialismo y el GEN. Pero que, pese al sueño de la “tercera vía” con la que soñaba Schiaretti para un armado nacional y que finalmente naufragó.


SANTA FE (renueva 10 diputados en octubre). No fue casual que el cierre de campaña del Frente de Todos haya sido en Rosario, principal ciudad de Santa Fe, provincia donde estaban habilitados 2.760.951 electores. Allí, Alberto Fernández juntó a 16 gobernadores, con quienes firmó actas acuerdo con proyectos que se comprometió a realizar en caso de ser electo presidente. La idea había surgido semanas antes, durante un desembarco santafesino previo de Alberto F., en una gira que pasó por Rafaela, Reconquista y Esperanza, y donde se mostró acompañado por el gobernador electo Omar Perotti. El actual senador era una pieza valiosa para el Frente de Todos: era central imantar los sufragios que había cosechado en las provinciales del 16 de junio, en las que Perotti -en sociedad con el kirchnerismo- derrotó con un 40% de los votos al Frente Progresista Cívico y Social (FPCyS) gobernante. El objetivo de Fernández era atar el compromiso de Perotti y atraer al peronismo más conservador. Sumar porotos para doblegar al macrismo en una de las provincias que le habían dado a Cambiemos un respaldo decisivo en 2015 (en las generales de ese año Macri aventajó en Santa Fe a Daniel Scioli 35% a 31%). Tanto Perotti como su vice electa Alejandra Rodenas, así como María Eugenia Bielsa, su rival en internas, manifestaron un apoyo sin zigzagueo al exjefe de Gabinete de Cristina de Kirchner. La diferencia amplia de Fernández sobre Macri en Santa Fe se explica por otros factores, como la dispersión del radicalismo, con dirigentes integrados a Juntos por el Cambio pero con una gruesa columna que no rompió su alianza con el socialismo del mandatario Miguel Lifschitz. Inclusive, este hecho le valió una merma en aquella elección provincial de junio: Cambiemos, con el intendente capitalino José Corral como candidato a gobernador, terminó en tercer lugar con 19%. Cuatro años antes, bajo el sello PRO, el cómico Miguel Del Sel había estado a menos de dos mil votos de arrebatarle al FPCyS la provincia que gobierna desde 2007. Este último espacio (integró Consenso Federal en apoyo a la fórmula Lavagna-Urtubey) transita sus últimos meses en el Ejecutivo y era previsible también que se fugaran adhesiones hacia las dos principales fuerzas nacionales. El Frente de Todos pone en juego cuatro: las que dejan Lucila De Ponti, Silvina Frana, Alejandro Ramos y Marcos Cleri, el único que aspira a renovar su mandato como cabeza de lista. El Frente Renovador agrega otras dos (las bancas de Alejandro Grandinetti y Vanesa Massetani), ya que ahora el massismo está integrado al Frente de Todos. Massetani ocupa el cuarto lugar la lista de diputados nacionales de esa coalición. Juntos por el Cambio pone en juego las tres que pertenecen a los salientes Lucas Incicco, Astrid Hummel y José Núñez, quien vuelve a ser candidato en el tercer lugar de la nómina que encabeza el macrista Federico Angelini. Por su parte, el socialismo (Consenso Federal) renueva la banca que ocupa desde 2015 el radical Hugo Marcucci, que ingresó por el Frente Progresista pero luego se alistó en el bloque de Cambiemos. La ristra esta vez la lideró Enrique Estévez.

Fuente: otrosambitos.com.ar