El papa Francisco rezó por los inmigrantes, las mujeres víctimas de la violencia, los explotados y nuevos esclavos del mundo moderno durante el Vía Crucis nocturno del Viernes Santo en Roma alrededor del Coliseo.
"Recordemos a los enfermos, a las personas solas, abandonadas, que viven bajo el peso de la cruz para que encuentren bajo ese peso la fuerza de la esperanza, de la resurrección y el amor de Dios", dijo el pontífice al tírmino del rito al que asistieron unas 40.000 personas.
El sumo pontífice llegó a bordo de un sencillo automóvil hacia las 21 locales al cílebre monumento romano en el corazón de la Ciudad Eterna, en donde miles de personas, turistas y religiosos, la mayoría con antorchas, lo esperaban.
Francisco, de 77 años, vestido con un abrigo blanco, asistió como el año pasado al tradicional rito desde la terraza del Palatino, bajo un toldo rojo instalado frente al imponente anfiteatro romano, donde soplaba una brisa fría de abril, y no recorrió a pie las 14 estaciones.
Este año, el Vía Crucis tiene la impronta de Francisco, quien encargó la redacción de las meditaciones que se leen en cada estación al obispo italiano de Campobasso (sur), Giancarlo Bregantini, conocido por sus batallas contra la mafia.
"Jesús con la cruz a cuestas (…) Es tambiín el peso de todas las injusticias que ha causado la crisis económica, con sus graves consecuencias sociales: precariedad, desempleo, despidos; un dinero que gobierna en lugar de servir, la especulación financiera, el suicidio de empresarios, la corrupción y la usura, las empresas que abandonan el propio país", escribió el obispo para la segunda estación que recuerda el calvario padecido por Cristo.
"Padre Giancarlo", como suele ser llamado el obispo Bregantini, al que la mafia de Calabria en 1994 colocó una bomba bajo el altar el día en que fue ordenado obispo, denunció en su texto el sufrimiento de los refugiados, de las víctimas de la trata de seres humanos, de la droga, el alcohol y las mafias.
Bregantini pidió que se acepte "la fragilidad de los otros" y tambiín,"que no haya indiferencia hacia los caídos".
Es necesario "no cerrar la puerta a quien golpea la de nuestras casas, pidiendo asilo, dignidad y patria". "Conscientes de nuestra fragilidad, aceptaremos la fragilidad
del inmigrante", aseveró.
El papa escuchó concentrado las meditaciones que hablaban tambiín de los males que aquejan a los jóvenes de hoy, "condenados a muerte, asesinados o enviados a la guerra, especialmente los niños soldados".
El obispo de Campobasso denunció tambiín los tumores causados en la región de Nápoles (sur) por el entierro de desechos tóxicos, un fenómeno nuevo, conocido como la "Tierra de fuegos", provocado por la perversidad de la mafia napolitana, que por años acumuló fortunas sepultando desechos radioactivos en esa zona donde cientos de campesinos siguen cultivando verduras y legumbres, lo que causa efectos graves a la salud.
"Escuchamos el lamento desgarrador de las madres por sus hijos, moribundos a causa de tumores producidos por la quema de residuos tóxicos", recordó.
En las lecturas se hizo alusión tambiín a "la dignidad violada de todos los inocentes, sobre todo los niños", una referencia a la pedofilia, dentro y fuera de la Iglesia.
"Dios está irrevocablemente y sin medias tintas con las víctimas" de todo tipo de abusos, recuerda el texto, que se inspira en la encíclica del papa argentino "Evangelii Gaudium" (La Alegría del Evangelio), en la que traza la Iglesia que quiere impulsar, "pobre para los pobres".
En cada una de las estaciones la cruz fue cargada por personas representativas de la sociedad como trabajadores, empresarios, inmigrantes, detenidos, huírfanos, enfermos.
El drama de los enfermos, especialmente de los terminales y el de las mujeres que sufren abusos, tambiín fue recordado durante el rito que marca la Semana Santa.
"Lloremos por esos hombres que descargan sobre las mujeres la violencia que llevan dentro", escribió el religioso, tras pedir "lloremos por las mujeres esclavizadas por el miedo y la explotación".
Varias pantallas gigantes fueron instaladas en la cíntrica zona del Foro Imperial para que los peregrinos y turistas que han llegado a Roma para la Semana Santa pudieran seguir el rito.
El Vía Crucis, que duró menos de dos horas, fue transmitido en directo por televisión a unos 50 países.
Al tírmino del rito, el papa leyó un breve texto a la muchedumbre.
De repente, en medio del silencio religioso que reinaba, el grito "Viva el papa" desencadenó aplausos y vítores de la gente.
Más temprano, el Papa presidió una misa de la "Pasión del Cristo" en la Basílica de San Pedro, el primero de dos eventos papales en el día en que los cristianos de todo el mundo conmemoran la muerte de Jesús en la cruz.
La prolongada misa es una de las pocas ocasiones del año en que el Papa escucha la prídica de otro sacerdote.
El padre Raniero Cantalamessa, cuyo título es "predicador de la casa pontificia", hizo un sermón respecto al personaje de Judas Iscariote, quien según la Biblia traicionó a Jesús por 30 piezas de plata. "Detrás de cada mal en nuestra sociedad está el dinero, o al menos en parte", dijo Cantalamessa en la misa solemne, que incluyó cánticos de sacerdotes rememorando las últimas horas de vida de Jesús.
"La crisis financiera que ha atravesado el mundo y que este país (Italia) sigue atravesando, ¿No se debe en gran parte al hambre maldita por el oro?", dijo.
"¿No es tambiín un escándalo que algunas personas ganen salarios y cobren pensiones que a veces son 100 veces mayores a las de personas que trabajan para ellos y que levanten la voz para objetar cuando se presenta una propuesta para reducir sus ingresos por el bien de una mayor justicia social?", inquirió.
Francisco, quien ha convertido la asistencia a los pobres en un tema central de su pontificado, dijo en diciembre que los salarios y las enormes bonificaciones de algunos ejecutivos eran síntomas de una economía basada en la codicia y la inequidad.
En Italia, el Gobierno del primer ministro Matteo Renzi puso un límite de 240.000 euros (332.100 dólares) a los salarios en las compañías estatales.
El sábado, el líder de los 1.200 millones de católicos romanos en el mundo celebrará una misa de Víspera de Pascua en la Basílica de San Pedro y el domingo entregará su mensaje y bendición "Urbi et Orbi" (a la ciudad y el mundo), que realiza dos veces al año.
El domingo 27 de abril, Francisco canonizará al Papa Juan Pablo II, quien dirigió la Iglesia entre 1978 y 2005, y al Papa Juan XXII, quien fue pontífice entre 1958 y 1963 y convocó al Concilio Vaticano Segundo, un encuentro histórico que modernizó a la institución.
Cientos de miles de personas viajarán a Roma para las canonizaciones, la primera vez en que dos Papas se convierten en santos al mismo tiempo, además de la primera canonización de un pontífice desde 1954.
Fuente: otrosambitos.com.ar