Macri hizo un balance positivo de su participación en Davos y se prepara para una reunión clave

"Estoy feliz, estuvo bien", comentó en la intimidad del poder. El Presidente se entrevistó con Angela Merkel, Bill Gates, Justin Trudeau, la reina Máxima, empresarios argentinos, inversores extranjeros y CEO multinacionales, anunció la venta de un reactor nuclear a Holanda y fue aplaudido en su discurso de veinte minutos en el Congress Hall del Foro Económico Mundial. Su discurso impactó por la descripción que hizo sobre la situación mundial y las expectativas que generó respecto de las posibilidades de invertir en el país.#
 

El jefe de Estado viajó por la tarde a París, y en la capital de Francia termina su zona de confort político: allí tiene agendada una reunión con Emmanuel Macron para tratar el acuerdo Mercosur-Unión Europea, y la relación entre ambos no pasa por su mejor momento. El líder francés ya es un obstáculo para el cierre político del acuerdo, y Macri ha perdido un poco su paciencia frente a los amagues y circunloquios de su colega francés.

Sucede que el acuerdo multilateral se encuentra en una ventana de oportunidad. Brasil y Paraguay ahora están alineados, pero en los próximos meses habrá elecciones presidenciales en esos dos países, y allí la coyuntura política puede cambiar para siempre. Macri asume esta situación concreta y empuja el acuerdo apoyado por Merkel, Mariano Rajoy y Pablo Gentiloni, líderes de Alemania, España e Italia. Con ese sostén institucional, más el respaldo explícito de Brasil, Uruguay y Paraguay, Macri no concibe que Macron sea un obstáculo para un acuerdo que sería histórico para la Unión Europea y el Mercosur.

Macron también entiende la lógica de análisis del presidente argentino. Y durante su exposición ante el Foro Económico Mundial apoyó los conceptos básicos del acuerdo entre ambos bloques geopolíticos: libre comercio, multilateralismo y cooperación internacional. Sin embargo, el presidente galo atiende con esmero su imagen personal y mueve sus piezas al ritmo de la política doméstica de Francia. Es decir: muchas veces su discurso internacional no coincide con sus gestos políticos nacionales.
 

Macri entiende la estrategia de Macron, pero considera que no es posible aplicar esa perspectiva en un acuerdo que puede cambiar la historia de las relaciones entre el Mercosur y la Unión Europea. El Presidente desea que su colega francés termine con las vueltas y anuncie su apoyo explícito al tratado, un deseo que por ahora está en veremos.

La ventana de oportunidad se cierra a mediados de marzo. A partir de ese momento, la maquinaria política de Paraguay y Brasil se enfocará en sus respectivas campañas electorales. Y los candidatos con chances de ganar en ambos países no están muy proclives a empujar un acuerdo con la Unión Europea. Por eso, explican en la delegación argentina, es ahora o quizás nunca.
 

Mientras tanto, Macri aprovechó sus últimos minutos en Davos. Gianni Infantino, presidente de la FIFA, pidió verlo. Macri lo invitó a la Casa Argentina y lo recibió en su living del primer piso. Hablaron de la selección nacional, de Lionel Messi y del mundial de Rusia, que inicia en junio. Un momento de distracción antes de viajar a Francia para enfrentar a Macron y sus vueltas infinitas alrededor del acuerdo Mercosur-Unión Europea.

Fuente: otrosambitos.com.ar